miércoles 18 de julio de 2012, 07:52h
En la sentencia en la que avalaba a
Sortu, el Tribunal Constitucional expuso
las conductas que debería evitar si no quería arriesgarse a ser ilegalizada.
Con esos parámetros, las víctimas del terrorismo han recopilado casi un
centenar de indicios en los que la coalición Bildu-Amaiur habría superado esas
líneas rojas delimitadas por el Alto Tribunal. El presidente de Dignidad y Justicia Daniel
Portero, las ha trasladado al fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce,
en un exhaustivo informe.
Según las pruebas, queda demostrado que
la agrupación Bildu-Amaiur equipara a las víctimas de ETA con «los terroristas
que les infligieron el daño». Además, infringe en multitud de ocasiones la Ley
de Partidos, al «incluir regularmente en sus órganos directivos o en sus listas
electorales personas condenadas por delitos de terrorismo».
Todo eso está muy bien, pero hay que
contar con la cruda realidad y esta nos enseña que Bildu, Amaiur y Sortu ya están legalizados, y nadie va a
mover un músculo para que vuelvan a la ilegalidad. Efectivamente, los dados
estaban marcados, se hizo trampas en el juego, pero la partida terminó, ellos
han recogido las ganancias, y después de sacudir el nogal democrático, se han
llevado todas las nueces. Y precisamente
por ello, las pruebas más determinantes ahora son simples muestras sin valor.
Pero hay más. Por culpa de la división
entre los demócratas, estos advenedizos proetarras, de ideología totalitaria, están
aprovechado los resquicios de la democracia para tomar el poder, y veremos
cuando lo dejan, que esa es otra. El mal está hecho, ya no hay marcha atrás, y
nosotros nos hemos quedado con esa cara de pánfilo consentido que se le pone a
los entrenadores, cuando pierden un partido de penalty injusto, en el último minuto
de la prórroga.