Protestas de cada día, con acercamiento de ciudadanos y antidisturbios
lunes 16 de julio de 2012, 07:37h
En la tarde-noche de este
domingo, se volvió a autoconvocar la protesta de un grupo de unos centenares de
trabajadores de la Administración y del sector público, que se concentraron en simbólica
acampada en la plaza de Neptuno de Madrid . Durante unas horas, el grupo obligó
a cortar el tráfico del Paseo del Prado en dirección sur, y posteriormente
disolvieron su protesta tras
solicitarlo la policía. Un portavoz de los acampados, según ha
explicado El Mundo, señaló que los agentes identificaron a algunos de los
reunidos y, con actitud amable, les fueron separando en grupos que se dispersaron por las calles cercanas,
poniendo así fin a la manifestación. Esta concentración se produjo después de que, en la tarde-noche del
viernes, varios miles de trabajadores públicos recorrieran varias calles
céntricas de Madrid tras haberles sido vetado el acceso a las sedes del PP en
la calle Génova y al Congreso de los Diputados. De modo que la protesta contra
los recortes liderada por funcionarios no acabó finalmente en acampada, como
pedía la convocatoria inicial, según cuenta El País, aunque las consignas se
escucharon en la Plaza de Neptuno hasta después de la medianoche, cuando unas
500 personas todavía se concentraban en un ambiente pacífico que distaba de la
tensión y las cargas policiales del viernes. Finalmente, poco antes de las tres
de la madrugada, la protesta se había disuelto por completo sin altercados y
dejando una persona detenida por resistencia a las autoridades. Según informó
la policía, no era funcionario. De manera que esta cita del domingo fue
tranquila y no tuvo nada que ver con los enfrentamientos de los días
anteriores. Esta vez, los manifestantes corearon cánticos como "arriba,
arriba, todos a luchar" o "hasta las pelotas de rosas y gaviotas,
aludiendo a los símbolos de PP y PSOE, los dos principales partidos españoles".
Esta vez, hubo
algo muy llamativo: esa especie de acercamiento que se vivió entre
antidisturbios y ciudadanos tras días de agresividad y cargas. Los agentes, en
Neptuno, llegaron a quitarse los cascos de seguridad y los cambiaron por
viseras de tela, un gesto que los manifestantes interpretaron como un signo de
empatía y que agradecieron con un aplauso colectivo entre gritos de "Sí se
puede-sí se puede". También hubo gritos contra la diputada Andrea Fabra y
contra los políticos en general. "Más
bomberos, menos consejeros",
fue otro de los lemas coreados. Esta protesta del domingo por la tarde-noche
comenzó sobre las ocho de la tarde, después de una convocatoria realizada en
las redes sociales, y con la intención inicial de acampar frente al Congreso.
Dado el blindaje policial
con el que les recibó el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, los asistentes
-médicos, profesores,
trabajadores de la Administración pública o bomberos, entre
otros-, se limitaron a protestar cerca de una hora en la plaza de Neptuno.
Luego decidieron desplazarse hasta la calle Génova recorriendo el Paseo del Prado, la Plaza de
Cibeles, el Paseo de Recoletos y la Plaza de Colón, en un ambiente
reivindicativo en el que no han faltado gritos en contra de las medidas del
Gobierno, entre ellas la supresión de la paga extra de Navidad.
Posteriormente regresaron a la Plaza de
la Cibeles para seguir por la Gran Vía y Alcalá, bajar por Preciados hacia la
Puerta del Sol y dirigirse nuevamente al Congreso donde permanecieron
aproximadamente una hora ante el cordón policial que les impedía continuar. Fue
entonces cuando los concentrados se dirigieron por varias calles del barrio de
las Letras hacia la plaza de Neptuno, en la que permanecieron tras constatar
que todas las calles que tenían acceso directo al Congreso estaban blindadas
con vallas y agentes. En un momento determinado, un pequeño grupo ocupó la
calzada y cortó el tráfico
sin que los agentes antidisturbios llegaran a intervenir. El ambiente en la
emblemática plaza era, al mismo tiempo, reivindicativo, festivo y con una
actitud pacífica que incluso permitió
que los policías se quitasen
los cascos, se colocaran las gorras y fueran aplaudidos y
felicitados por los manifestantes. La buena sintonía y la ausencia absoluta de
tensión permitía la estampa de ver cómo compartían los puntos de vista
manifestantes y agentes, haciendo cola en los baños de la única cafetería
abierta en la zona. Algunos de los lemas gritados por los manifestantes hacían
referencia al Congreso: "El próximo parado que sea un diputado". Y
otros a la reforma laboral y la situación económica: "Arriba todos a
luchar, que se metan por el culo la reforma laboral" y "Más sanidad y
menos Esperanza". Las camisetas de los bomberos aportaban el tono satírico
a la reivindicación: "bombero quemado" o "bombero en
extinción". Tan sólo una gran pancarta blanca precedía la cabecera de la
manifestación con el eslogan "Juntos podemos" y ante ella se
fotografiaron todos los sectores representados en la manifestación: los
bomberos con sus cascos, policías nacionales fuera de servicio con camisetas
que les identificaban, médicos con gorros verdes y mascarillas, profesores,
administrativos, etc. Incluso la pancarta fue colocada entre los agentes
antidisturbios que vigilaban la concentración para ser también fotografiados en
un nuevo gesto simbólico
antes de que éstos procedieran a invitar a los concentrados a dispersarse y
poner fin a la protesta. Los funcionarios también han sido protagonistas este
domingo en las redes sociales, especialmente de Twitter, después de que una etiqueta #graciasfuncionarios se
convirtiera en uno de los temas del día con las aportaciones de
miles de ciudadanos y sus agradecimientos a los empleados públicos. Cuando llegó la hora del desalojo, sobre las
dos de la madrugada, se puso de manifiesto que el clima de esta protesta era de
lo más pacífico y los agentes procedieron a informar a los asistentes de que,
si no se retiraban, tendrían que pedirles la documentación y podrían
denunciarlos. La concentración se disolvió y solo dejó un detenido en la calle
Cervantes, en el Barrio de las Letras. Policías, bomberos, profesores,
sanitarios o trabajadores de la Administración pública se sumaron a esta protesta,
en la que se oyeron gritos en contra del Gobierno y pidieron la dimisión del
presidente Rajoy. A medida que pasaban
las horas se sumaron los transeúntes, que han llegado a ser más de 500.
Pero fue una "mani"
diferente, que reunió a toda clase de "funcionarios airados", todos
descontentos con las medidas de ajuste dictadas por el Gobierno...