Ya nos vale cualquier sátrapa
jueves 12 de julio de 2012, 10:59h
Admiro
la sinceridad de Rajoy, porque lo dijo muy alto y muy claro en el debate parlamentario que
consumó el mayor ataque contra los derechos sociales de los españoles: vale
cualquiera en la Moncloa, porque el problema de la credibilidad no es por el
nombre de un presidente o de otro, sino del conjunto del Estado español.
En definitiva, que da lo mismo quien esté en la Presidencia del Gobierno,
llámese Zapatero, Rubalcaba, Díez o Rajoy. Esto quiere decir, en román
paladino, que España es sólo una provincia del Sacro Imperio Romano Germánico,
y que el titular de la Moncloa no es más que un sátrapa. Y sátrapa por sátrapa,
nos vale cualquiera.
Admiro,
pues, la sinceridad de Rajoy, pero sinceridad por sinceridad, admiraría más su
ética y su moral si, dado que acepta que le cabe el dudoso honor de verdugo de
millones de españoles, dejara la Presidencia a cualquier otro sátrapa y
volviera a su remunerada vida de registrador. Al menos tendría la conciencia
tranquila.
Y
admiro nuevamente, y ya van tres, su locuaz sinceridad al documentarnos sobre qué es esto de
la satrapía: que España está 'intervenida', con lo que ello conlleva -hombres
de negro y sin alma, ucases de Bruselas, etc.-, pero no 'rescatada', es decir,
que encima somos tan tontos que perdemos soberanía pero no nos pagan las
treinta monedas que les han dado, por ejemplo, a griegos, luso o irlandeses.
Porque, según Rajoy, los 60.000 millones que van a venir para tapar los desmanes de alguna banca
no tienen nada que ver con la intervención. Además, como los vamos a pagar
entre todos los españoles a base de quitarles pagas a los funcionarios, a los
parados -tenemos cinco millones de vagos, sicum dixit Rajoy-, a lo ancianitos -me
pongo a temblar con la anunciada reforma de las pensiones- y al resto del
personal a través del IVA -eufemísticamente, Impuesto sobre el Valor Aprehendido-,
pues aquí no hay problema.
Y
mientras, ¿dónde está, qué hace la sociedad civil?