Griñán necesita un "poli malo"
domingo 08 de julio de 2012, 19:24h
La fórmula del "poli bueno y el poli malo" siempre ha funcionado en los
dos grandes partidos de nuestro espectro politico desde que se instauró
la democracia hace ya más de tres décadas. Felipe González tuvo a Alfonso Guerra, José María Aznar a Francisco Älvarez Cascos y, a nivel andaluz, tanto José Rodríguez de la Borbolla como Manuel Chaves tuvieron a Gaspar Zarrías como
el "poli malo" que salía a jugar y a dar patadas en los minutos basura
de todos los partidos para que su jefe no acabara "quemado". El actual
líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha suprimido esa figura o ha puesto en su lugar a personajillos que, como Elena Valenciano, no dan la talla, mientras que el del PP, Mariano Rajoy, sí ha sabido mantenerla en la figura de su secretaria general, Maria Dolores de Cospedal. En Andalucía ha ocurrido algo similar. La concepción personalista que Pepe Griñán le
ha dado al PSOE andaluz, erradicando de golpe a todos los "históricos"
del partido críticos con su gestión y sustituyéndolos por jóvenes
políticos de escaso bagaje y nula experiencia, Contrasta la autofama de
culto e intelectual que algunos le dan a Griñán con esta avalancha de
"griñaninis" a quienes no se les conoce otro oficio ni beneficio que
haber vivido siempre de la política. Quizás se deba esta elección a que
el presidente y secretario general del PSOE andaluz no quiere a su
alrededor a nadie que pueda hacerle sombra. Solo así se entiende el
ascenso meteórico de la mano de Pepe Griñán de personajes zafios, catetos, incultos, vacuos e impresentables como Mario Jiménez o la mismísima Susana Díaz y el ostracismo al que han sido sometidos políticos de demostrada valía como la ex consejera de Igualdad, Micaela Navarro.
Este XII Congreso regional del PSOE-A, que acaba de clausurar Rubalcaba en Almería ha demostrado que a Pepe Griñán se la trae al fresco el partido tal y como lo concebían Borbolla o Chaves, Felipe o Alfonso. Griñán quiere
rodearse de un aparato a su imagen y semejanza que le sirva para apoyar
todas sus iniciativas de Gobierno y que no provoque cismas provinciales
que le impidan centrarse en su labor como presidente de la Junta de
Andalucía. Nada que objetar. Es muy dueño de conformar una organización a
su antojo, a su imagen y semejanza, si los miltantes están dispuestos a
tragar sapos, carros y carretas como los de poner la Junta al servicio
del aliado de turno, la IULV-CA de Diego Valderas. Ocurre sin
embargo que, visto lo visto, no parece que haya unanimidad en esta
estrategia. Ningún secretario general andaluz ha recibido tan escaso
apoyo de los delegados como Griñán en este Congreso. Uno de cada tres no
le ha apoyado en su renovación del líderazgo (menos mal que, según
confesó, él no tenía críticos) y casi la mitad no ha respaldado a la
nueva Comisión Ejecutiva en la que la única nota sobresaliente ha sido
la inclusión de una "histórica en retirada", Amparo Rubiales, como presidenta. Su padrino y enemigo íntimo, Manuel Chaves,
se queda fuera de juego definitivamente y todos nos quedamos a la
espera de los congresos provinciales que se celebraran en las próximas
semanas para ver si los Viera, Toscano y Gutiérrez Limones son capaces de plantarle cara a Susana Díaz en Sevilla o si los adeptos a Griñán pueden arrebatarle a Gaspar Zarrías el dominio en su coto cerrado de Jaén, única isla en Andalucía donde resiste la "vieja guardia" del PSOE.
Y
es que volviendo a la teoría del poli bueno y poli malo con la que
encabezaba este artículo, el golpe de mano contra su jefe de filas. Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha dado este fin de semana Pepe Griñán en
Almería dejando fuera de la Ejecutiva a todos los "rubalcabistas" no se
hubiese entendido nunca si el líder del PSOE tuviese en Ferraz un "poli
malo", a alguien que, como ocurría en tiempos de Alfonso Guerra, controlara las federaciones autonómicas y no una Elena Valenciano cualquiera. Y Sevilla y Jaén estarían controladas si en San Vicente hubiese otro "poli malo" del tipo de Gaspar Zarrías y no un fantasma indocumentado como Mario Jiménez.
Ya veremos si estos polvos de división no traen en el futuro unos lodos
que suman al PSOE-A en una ciénaga y provoquen la convocatoria de
elecciones anticipadas.