Dos congresos en vísperas de vacaciones
sábado 07 de julio de 2012, 13:21h
Estamos como en el replay de las jugadas televisivas, como si volviéramos
a ver la misma película otra vez, como si contempláramos un "dejá vu"
que ya nos lo han contado por activa y pasiva. PSOE y PP vuelven a
celebrar sus congresos regionales con una semana de intervalo, más o
menos como ocurrió a finales del invierno pasado cuando ambas fuerzas
politicas se dieron cita en Sevilla para entronizar a Alfredo Pérez Rubalcaba y a Mariano Rajoy,
respectivamente. Ahora el toca el turno a las agrupaciones andaluzas
del PSOE-A y el PP-A elegir a sus nuevas Ejecutivas regionales y, cómo
no, al lider que dirigirá sus estrategias en los próximos años. José Antonio Griñán,
a sus 66 años, parece un recién llegado al puesto que quiere rodearse
de jóvenes de la nueva hornada socialista para que le insuflen nuevos
aires y para impedir que la "vieja guardia" de Manuel Chaves le siga poniendo palos en las ruedas de su gestión; Juan Ignacio Zoido, con 55, se enfrenta a la difícil tarea de sustituir al alma mater y sempiterno lider del PP-A, Javier Arenas,
y afrontar el reto de desalojar a los socialistas de la Presidencia de
la Junta de Andalucía una vez logrado ser la fuerza más votada por los
andaluces. Ambos lo tienen complicado. El primero porque, pese a seguir
gobernando, ha sido el primer candidato socialista en perder unas
elecciones autonómicas en Andalucía en treinta años; el segundo porque
la victoria pírrica del 25-M ha dejado en sus filas un regusto amargo de
derrota que tienen que superar cuanto antes para que sus beses no se
obsesione con la manida idea de que es imposible conseguir la
Presidencia de la junta de Andalucía.
Los primeros en romper el fuego, en Almería, han sido los muchachos de Pepe Griñán que
este fin de semana ratificarán "a la búlgara" a su secretario general
elegido hace dos años en un congreso extraordinario que levantó ampollas
en clanes intocables como el de Alcalá o en socialistas históricos como
Pizarro o Toscano. La verdad es que, pese a las
zancadillas, pese a jugar en contra del oficialismo rubalcabista, Griñán
se ha ganado el puesto. Desde la Presidencia de la Junta ha sabido
mover habilmente los hilos del poder para deshacer la tela de araña
montada durante años por el chavismo y conformar un nuevo aparato que
controla la práctica totalidad de las ocho provincias andaluzas
exceptuando, claro, el "ghetto" jiennense dominado aún por el virrey Zarrías.
No se esperan sorpresas, pues, en este cónclave en el que lo más
llamativo es la fulgurante escalada del actual portavoz parlamentario en
la Cámara autonómica, el onubense Mario Jiménez quien lo único
que ha demostrado estos años es una fidelidad a Griñán a prueba de
bombas y un discurso vacío, soez e incendiaro contra la oposición.
Jiménez se convertirá este domingo en el número dos del PSOE andaluz
sustituyendo a la todopoderosa consejera de Presidencia e Igualdad, Susana Díaz,
quien tiene la misión de encargarse de poner órden en la agrupación de
Sevilla dividida tras la forzada dimisión de su secretario general, José Antonio Viera. Lo que parece claro es que Griñán va por libre dentro de su partido. Pese a haber apoyado claramente a Carmen Chacón,
Rubalcaba se vio obligado a nombrarle presidente del PSOE y, tras
mantener la Presidencia de la Junta gracias a su pacto con IULV-CA, es
en estos momentos el referente para cualquier dirigente socialista,
incluído el propio Rubalcaba que será quien ponga el broche el domingo a
este XII Congreso.
Una semana después, en Granada, el PP andaluz
celebrará su XIII Congreso regional que pondrá la presidencia del
partido en manos del alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. Como
solemos decir por aquí abajo, Arenas le ha dejado en herencia a Zoido
un "marrón" de cuidado. Porque aunque la consigna sea la de "unidad a
toda costa", lo cierto es que los alcaldes de las ocho capitales
andaluzas son quienes manejan el cotarro de sus provincias y son muchos
los que no ven con buenos ojos que el nuevo presidente regional provenga
de una de las pocas provincias, Sevilla, en las que el PP no ganó las
elecciones el pasado 25 de marzo. Si a ello le sumamos que casi con toda
probabilidad el cargo de secretario general del partido y número dos de
la organización recaiga sobre el todavía presidente del PP de Sevilla y
alcalde de Tomares, José Luis Sanz, miel sobre hojuelas para que
surjan discrepancias y voces que propugnen un reparto territorial más
equitativo y más acorde con los últimos resultados electorales. Zoido
debe de tener bastante mano izquierda para evitar que el Congreso de
Granada se convierta en una jaula de grillos que dañaria seriamente la
labor llevada a cabo estos años por sus presidentes provinciales
dirigidos por Javier Arenas. Ocurra lo que ocurra, y no creo que
se den escándalos entre los dirigentes, Zoido deberá armarse de
paciencia para lidiar con un ganado que, como los alcaldes de Málaga,
Cádiz o Huelva, Paco de la Torre, Teófila Martínez o Pedro Rodríguez, respectivamente, tienen ya muchos tiros políticos dados. Será Mariano Rajoy y sobre todo la secretaria general, María Dolores de Cospedal,
quien trate de apaciguar los ánimos cuando se clausure este XIII
Congreso el día de la Virgen de Agosto, más conocida en Sevilla como la
Virgen de los Reyes.
Mientras socialistas y populares se pelean,
el resto de los andaluces ya está pensando lo poco que falta para poder
irse unos diítas de vacaciones a la playa y esto de los congresos de los
partidos se la trae al pairo. Como dice el dicho, a quien Dios se la
dé, San Pedro se la bendiga.