Primero fue la fama de
Rodrigo Rato, a quien se le señalaba como un gran gestor económico y en parte, responsable del milagro de crecimiento de nuestro país durante ese periodo. Incluso se dijo que hasta que llegó la crisis en 2008-2009, el Gobierno socialista de
Zapatero vivía de las rentas y la gran gestión del gurú Rato.
Después, el ex ministro y vicepresidente económico cambió de aires. Tras la caída del 'aznarismo' tuvo un destino soñado, dirigir el Fondo Monetario Internacional, gozando de reconocimiento internacional pleno y acaparando los mejores elogios posibles. Su imagen estaba por las nubes. Era 'san Rodrigo Rato'. Sin embargo, los años pasaron y renunció al FMI, justo antes de que
Dominique Strauss-Kahn se hiciera cargo de este organismo en 2007 y asumiera la responsabilidad por la poca previsión de la llegada de la crisis internacional.
De nuevo, así, escapaba de los nubarrones que podían ensuciar su imagen. Pero su siguiente paso fue erróneo: aceptó dirigir Bankia, la entidad que salía como producto de la fusión fría de cajas de ahorro como Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caixa Laietana, Caja Rioja, Caja Ávila y Caja Segovia. Ese gigante bancario se convirtió pronto en engendro financiero que estalló en su cara. Rodrigo Rato tenía que dimitir el 7 de mayo de 2012 un día antes de que se conociera la verdadera situación de Bankia, que habría maquillado su agujero financiero y hacía insostenible su continuidad. El rescate y la nacionalización estaban preparados por el Gobierno de
Mariano Rajoy, presidente que fue su compañero de filas en tiempos de
Aznar pero que ahora no podía seguir cubriendo su pufo económico en Bankia.
El PP intentó por todos los medios que la imagen de Rato no quedara manchada y la desaparición mediática del banquero contribuyó en parte a ello. Pero el movimiento ciudadano 15-M y Democracia Real Ya! hizo todo lo posible para que su pasado en Bankia no pasara al olvido y quedara en una dimisión. Pero fue, sin embargo, la querella presentada por UpyD la que ha prosperado para que la Audiencia Nacional admitiera la citación de Rodrigo Rato, así como a más de una treintena de consejeros del grupo y su matriz, BFA, entre ellos el también ex ministro de Aznar
Ángel Acebes.
Pero no son los únicos, Rato y Acebes, que puede que se sienten en el banquillo. De hecho, ya un ex ministro de Aznar lo hizo:
Jaume Matas. El también presidente del Gobierno balear en dos ocasiones, entre 1996 y 1999 y de 2003 a 2007, se encuentra imputado por 12 delitos: prevaricación, cohecho, malversación de caudales, apropiación indebida, falsedad documental, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, delito fiscal y delito electoral. Especialmente en el contexto del 'caso Palma Arena' ha sido condenado a 6 años de cárcel.
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