De mercado común a proyecto común
lunes 02 de julio de 2012, 10:22h
Durante varios
años, la coordinación de las naciones fundadoras de la Unión Europea se llamaba
"Mercado Común". Detrás del mercado latía una idea más espiritual, pero se
hablaba de ingresar en el mercado común como un objetivo político-económico.
Hoy, que la Unión Europea es algo más que un mercado, existe cierta tendencia a
criticarla como "Europa de los mercaderes" y a considerar a las llamadas "leyes
del mercado" como normas opresivas al servicio de poderes fácticos ocultos.
Está bastante
claro que esto no es así. Cuando en una Cumbre Europea se intenta recapitalizar
y supervisar la banca no se está actuando de acuerdo con las leyes del mercado,
que sería dejar hundirse a instrumentos financieros fracasados, sino en
beneficio de los ciudadanos europeos y de sus dificultades de liquidez y de
funcionamiento tanto a nivel empresarial como familiar, de los inversores y de
los ahorradores. La Unión Europea no sigue las leyes del mercado sino que intenta
seguir las de la solidaridad.
Es cierto, sin
embargo, que la visión mercantil de la crisis tiene un protagonismo excesivo,
más de mercado común que de gran proyecto político. Pero no es menos cierto que
decisiones como las que se están tomando, buscando mantener el equilibrio entre
naciones que se encuentran en mejor situación con las que pasan por
dificultades, no eran imaginables en un mundo no tan lejano de nosotros,
concretamente, hasta bien mediado el pasado siglo XX. Quizá a muchos les
parezca poco lo alcanzado con la unión monetaria. Falta la unión fiscal y la
unión bancaria y el Banco Central Europeo, con sus compras limitadas de deuda,
no ha sido un modelo de eficacia ni de buenos reflejos. Pero, además, hay una falta de propuestas
políticas para que la opinión tome conciencia de que no estamos en un mercado
sino en un proyecto de integración. La crisis del euro no es solo un problema
monetario, es una crisis institucional que nos dice que hasta aquí hemos
llegado. Pero si nos quedamos aquí, la crisis puede reproducirse total o
parcialmente. Las reformas estructurales son necesarias para salir de una
rutina, hacer más funcional el sistema y recuperar los ideales fundacionales.
También para promover crecimiento. No es posible permanecer inmóviles una vez
que las deficiencias de los mecanismos europeos han quedado impúdicamente a la
vista. Es necesario avanzar, no solo para corregir problemas financieros sino
para solucionar problemas sociales. No solo está en cuestión el ahorro, las
inversiones o las pensiones de quienes tienen algo sino la vida de quienes no
tienen nada. No solo tiene que ganar su batalla el euro sino que tienen que
ganar sus euros los que no tienen trabajo. El ideal europeo ya no es solo un
mercado común sino que debe ser un proyecto de sociedad común más justa.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
8947 | kroker - 04/07/2012 @ 10:44:12 (GMT+1)
La reciente historia de la UE, es la historia de un fracaso histórico (valga la redundancia). Lo que dice el artículo sería cierto (y lo es en teoría), si no fuera por el empeño alemán en dominar todos los resortes económicos de la UE, dejando para los demás incluida Francia, el papel de naciones satélites de su economía. Alemania, ha sustituido las divisiones de la Wehrmacht, por otra maquinaria más sutil: el euro y BCE. Ya no necesita ocupar territorios para explotarlos a su antojo, ni necesita lo que llamaban antaño, su "espacio vital"; con la libre circulación de capiteles y personas, ya no es necesario. Pero faltaba la dominación económica a su antojo, y esto lo ha conseguido con esta crisis económica, que todavía no se sabe muy bien cuáles son sus orígenes exactos.
La reunificación alemana se permitió de una lado, por de su renuncia al marco y de otro, en una integración política que diluyera su tendencia a causar problemas dentro de Europa. No ha sido así, conseguida su reunificación, "donde dije digo, digo diego", y ahora toda que con el Caballo de Troya del euro, someter al resto a sus intereses económicos. Se podrá disfrazar la realidad como se quiera, pero la realidad es tozuda, y en eso los británicos (como siempre) han sido más listos; por ello, a pesar de que sus cifras macroeconómicas son peores que las de España, la crisis casi ni les afecta, o les afecta muchísimo menos que al resto.
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