Mariano, con dos rajoyes; menos es más

"For a nation, to tax itself into prosperity is like a man standing in a bucket and trying to lift himself up by the handle"  W. Churchill (Un país intentando prosperar a base de subir los impuestos es como un hombre metido en un cubo, intentando elevarse jalando hacía arriba de su asa)
 
Cuando mi sentido común dice lo contrario de lo sesudamente sostenido por expertos economistas y arúspices con varios posgrados en soberbiología y nigromancia, cada vez más veces apuesto por mi sentido común. Y gano, aunque pierda con ello derechos sociales y poder adquisitivo. Y mi sentido común me susurra, cada vez con más insistencia, todas las ventajas derivadas de una audaz bajada del IVA. Sí, han leído bien. Ba-ja-da. Reducción. Con dos rajoyes.

Es obvio; las mismas razones aducidas durante meses, sotto voce, por los miembros del gobierno para no subirlo sirven, también, para justificar su bajada.

Sería como aumentar de manera automática las pensiones y los sueldos, con la consiguiente recuperación del consumo y de la actividad económica; se mandaría un mensaje positivo de confianza a los consumidores, animando a muchos a gastar los caudales ahora atesorados en espera de la temida subida del IVA con la consiguiente contracción de las operaciones mercantiles.

Y por último, al reducirse el IVA muchos pequeños desfalcadores se verán menos tentados de defraudar a la Hacienda Pública. Y al aumentar ese consumo y la actividad económica se recaudará más; menos es más.

Desde el punto de vista político es una maniobra propia de la osadía de un Alejandro. ¿Demasiada insolencia para un registrador de la propiedad? Me resisto a creer en la inexistencia de vida inteligente más allá de unas oposiciones. Coraje, Mariano, coraje. Propón un impuesto alternativo al IVA; una tasa a las transacciones financieras, agravando su carga cuanto más breve sea el intervalo entre operaciones. Eso reduciría hasta lo testimonial las especulaciones cortoplacistas. Sería un mensaje centrista, social, inesperado en un partido de derechas, y pillaría a todos con el paso cambiado. El IVA es el impuesto más injusto, un verdadero palo en las ruedas de la economía basada en el consumo. Pero también tendría una lectura soberanista. Mal podríamos dar a los catalanes una independencia si la misma España no la tiene. Y no esperemos de vascos separatistas ni de catalanes nacionalistas un respeto a un país doblegado por cuatro agencias de calificación de riesgos. Ni la Eurocopa da para tanto.

¿Nos castigaría por ello la buscona prima de riesgo? ¿Alguien se atreve a pronosticar tal cosa viendo las penalizaciones consiguientes a las mismas medidas de austeridad propuestas como bálsamos de Fierabrás, por y para los mercados? ¿No se sentirían más seguros después de un puñetazo en la mesa dado con confianza y autoridad? Ese es el papel de un líder, y es en tiempos de tribulación cuando espeluznan los vacíos de poder. Esperemos Mariano, un juicio benévolo de la Historia. No unas palabras como las dedicadas por Churchill a Clement Atlee; "A modest man who has much to be modest about". Es decir, un hombre modesto, dotado con lo justo para ser modesto.

Por todo eso, Mariano, con dos rajoyes, bajemos el IVA.