Justicia que no rinde cuentas

Algo de bueno tiene la crisis y es que agudiza la vista y hace que se mire con lupa cosas que antes se pasaban por alto. O si no, ahí está el escandaloso caso del Consejo General del Poder Judicial. Estamos hablando de los viajes sin justificar que hizo su presidente, Carlos Dívar, sí, sí, nos referimos a esa necesidad perentoria que tenía el presidente del Consejo General del Poder Judicial, y Presidente del Tribunal Supremo, esa urgencia profesional que padecía el susodicho de solucionar asuntos de alta jurisprudencia los fines de semana en la Costa del Sol.

Esto ha saltado ahora, porque como ya he observado, la gente con la crisis hila más fino, y a base de no dar puntada sin hilo,  ha descubierto que ni el presidente, ni los 20 vocales del Consejo están obligados a rendir cuentas de sus gastos. Espere, que se lo repito, por si no había escuchado bien. Ni el Presidente del Consejo General del Poder Judicial (y Presidente del Supremo, para más señas) ni sus 20 vocales están obligados a rendir cuentas de sus gastos. Como lo oye.

Eso de ser vocal del Consejo General del Poder Judicial es unos de los cargos más codiciados.  Ahí es nada:  6.000 euros netos al mes, barra libre en invitaciones y gastos de representación y una norma que les exime de la obligación de detallar con quien ha compartido mantel. Se presenta la  factura y no hay problema, paga el estado, que para eso está.  Precisamente a esta norma que data de 1996, se ha agarrado Carlos Divar para no desvelar quien o quienes le acompañaron en las 40 cenas y almuerzos que ha pagado el Consejo durante los 20 viajes de fines de semana en hoteles de lujo de Marbella.

No se entiende que cargos públicos que viven del dinero público, o sea del dinero de los impuestos de todos los ciudadanos, todavía no rindan cuentas de sus gastos, cuando por obligación y para dar ejemplo, y más aún si pertenecen a la Justicia, tendrían que detallar hasta el último céntimo de euro.

Con escándalos de este tipo, no es de extrañar que quieran intervenirnos. Para evitar que sigamos siendo estafados  por gente que se ampara en la toga, para vivir del cuento.

Justicia que no rinde cuentas, mala justicia es.