El presidente del Consejo General del Poder
Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, ni se plantea dimitir porque
"no he
cometido ninguna irregularidad ni jurídica ni moral ni política". En una
tardía comparecencia pública, Dívar sostiene que siempre ha abonado la parte privada de sus viajes, y aunque se ha
negado a dar explicaciones sobre las personas a las que invitaba a cenar en
Marbella en restaurantes de lujo, ha dicho que "lamento profundamente los acontecimientos".
Lejos de amainar, arrecia
la tormenta en el Poder Judicial a costa de los viajes que el presidente del
Consejo y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, ha realizado a Marbella: sus
hoteles de lujo, sus cenas a dos en restaurantes, etcétera. Acuciado ya por la mala
imagen de las instituciones que preside ante la opinión pública, Dívar se ha
negado una vez más a revelar a quiénes invitó a esas 40 cenas de lujo en
Marbella, alegando que son 'asuntos reservados' de los que no dan cuenta
ninguno de los presidentes de las altas instituciones del Estado.
Carlos Dívar compareció
este jueves acompañado por la portavoz del Consejo, la fiscal Gabriela Bravo,
para, supuestamente, dar cumplidas explicaciones sobre esa veintena de viajes y
esas 40 comidas y cenas en restaurantes de lujo que a lo largo de los últimos
años ha mantenido en Marbella con personas no identificadas.
Pero las explicaciones,
claro, eran supuestas, porque Dívar no ha avanzado ningún dato nuevo: se ha
acogido al 'secreto' propio de las altas instituciones y se ha limitado a
señalar que "nunca
me he planteado dimitir" porque "sería como reconocer que he tenido
alguna culpabilidad en las cuestiones que se me achacan, cuando esto no es así.
Tengo mi conciencia tranquila: no he cometido ninguna irregularidad ni jurídica,
ni moral, ni política", y que siempre ha diferenciado sus gastos públicos
de los privados.
Obligado
a comparecer
El
hecho de haberse visto obligado a comparecer ante los medios de comunicación es
ya una clara derrota para el aún presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo.
Por eso, visiblemente afectado, Dívar ha querido lavar su imagen pública
'lamentando' el daño que se ha causado a la imagen del Consejo, cuando, según
él, siempre se ha pagado sus gastos particulares: los gastos oficiales fueron a
cuenta del Consejo, con fiscalización correspondiente, "lo restante, lo he
separado yo correctamente". Ha dicho.
Dívar
justifica sus largas estancias de más de un fin de semana en Marbella alegando
que "cuando viajo a la provincia de Málaga estoy haciendo un viaje
conjuntamente", como presidente del poder judicial y atendiendo a su
propio descanso. Y dice, además, que "ni son hoteles de lujo, ni son ese
número de viajes", porque, según su particular contabilidad, se trata de "uno
cada dos meses" desde 2008 hasta 2012.
¿Por
qué en Marbella? ¿Por qué en hoteles y restaurantes de lujo?, se le preguntó.
El aún presidente dice que "tenía que acudir al lugar donde están situados
los Juzgados, donde están las Presidencias", que "tenía que tomar
contacto directo con la realidad del momento" porque "yo viajo
durante los fines de semana con muchísima frecuencia porque soy presidente del
Consejo durante las 24 horas del día, 24 horas exactas, y tengo que aprovechar
muchos viajes en fin de semana porque las actividades del Consejo me lo
impiden".
'Gastos
protocolarios' muy 'reservados'
Dívar
reconoce que sí, que ha habido gastos protocolarios, pero "como otros
cualquiera de los presidentes de las instituciones del Estado, tienen carácter
reservado, y por eso no se debe dar publicidad sobre ellos, por las personas
que han podido asistir a esos actos reservados". Y así lo resuelve todo.
En definitiva, que nos quedamos sin saber quién era esa persona a la que
invitaba a cenar en Marbella. Lo malo es que han sido alrededor de 40 invitaciones
a otro comensal en un restaurante de lujo, pero, claro, como son reservadas...
Además,
Dívar ha tenido un empeño especial en quitar hierro al asunto: porque ha
reconocido, sí, que el restaurante era "más o menos lujoso", pero que
el gasto ha sido más bien reducido. Incluso sostiene que "en esas 40 cenas
hay una pluralidad muy grande que he pagado yo, y los gastos no eran
excesivamente cuantiosos por las personas con las que tenía que mantener esas
entrevistas", personas que jamás conoceremos para calibrar si la cuantía
de las facturas estaba en consonancia con la 'categoría' de esas personas
'reservadas'.
Eso sí,
ha negado que dijera alguna vez que lo que se ha gasto en Marbella era una
'miseria': "Jamás he querido decir que eran un miseria, es posible que esa
palabra haya sido sacada de contexto", ha dicho en la rueda de prensa
Divar: "Dije textualmente estas palabras: para mí, cualquiera de las
antiguas pesetas que pertenezcan al erario público tienen carácter
sagrado".
No
obstante, ha comentado que la comisión de presupuesto ha presentado un proyecto
y en el próximo mes "me voy a someter exactamente igual que todos los
altos cargos y todos los vocales a una transparencia absoluta" y si
hubiera algún caso de "actividad reservada": "Yo apuntaría tanto
al vicepresidente del Consejo del Poder Judicial como al presidente en
funciones del Tribunal Supremo el lugar donde voy a estar junto con las
personas concretas". Ahora mismo se funciona con una normativa "desfasada"
de 1996.
"No
he sido forzado por nadie"
Carlos
Dívar inició su comparecencia afirmando que "hoy comparezco por mi propia
voluntad, no he sido forzado por nadie", y que lo hacía porque "lo
que se ha producido, el ambiente que lo ha rodeado, la difusión que ha tenido ha
producido un malestar muy grave y un quebranto en mi persona", una persona
que esta "quebrantada moralmente por estos actos". Ha dicho que
"cuando me lo pidan, compareceré y responderé adecuadamente a sus
preguntas" en el Congreso de los Diputados.
También
ha negado que haya tardado demasiado tiempo en dar explicaciones ante la
opinión pública, porque, según alega, al día siguiente de la denuncia del vocal
José Manuel Gómez Benítez, él mismo publicó una nota en la que aclaraba estos
extremos y se defendía; posteriormente, y tras un acuerdo del Consejo, "decidimos
que debíamos guardar silencio mientras la denuncia se tramitaba en la Fiscalía
General del Estado".
Entonces,
según Dívar, "lo prudente era guardar silencio, por lo menos por mi parte
y de acuerdo con el Consejo", pero que cuando hubo decreto de archivo de
la Fiscalía "en horas se convocó el Pleno y la Sala de Gobierno".
¡Mírale: ¡El juez! ¡El juez! ¡So mugroso! ¡Zamarro! ¡Bigote zorra! ¡No me mires así que todavía voy y te pego en el hozico y te meto las narices en el omoplato...!
Aleluya, el sinvergüenza de Robespierre ataca de nuevo, pero esta vez intentando ligar con Cuqiña. ¿Sabe Cuquiña que te estás tirando a tu cuñada en la propia casa de tu mujer? Cuquiña, no te dejes engatusar, que Robespierre es un viejo y sin vergüenza...
Tiene que dimitir quien dilapidó el dinero público y quienes, conociéndolo, fueron cómplices con su silencio corporativista, nunca el denunciante, sean cuales fueren sus motivos.
Yo me alegro mucho de que el sr. Divar tenga la conciencia tranquila, pero debe explicar en qué se gastó el dinero de los contribuyentes en Marbella y qué reuniones profesionales tenía a partir del jueves al mediodía que según dicen se marchaba de su trabajo rumbo al Sur, no el fín de semana sino media semana, esto también tendrá que explicarlo. Los contribuyentes hemos llegado a tal grado de saturación de ver gente aprovechándose de nuestro esfuerzo, que ya no vamos a pasar ni una a nadie.
Es lo que tiene ser un santurrón católico que su diosecillo les perdona todos sus pecados. Ya que si Franco y Pinochet están en el cielo, pues ¿que son unas decenas de miles euros gastados con cargo al erario público? http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2010/07/iglesia-chilena-y-perdon.html
7510 | Guarry White - 01/06/2012 @ 12:45:18 (GMT+1)
Dívar no dimite, bueno, es impresentable, sí, ¿pero tampoco dimite el tal Gómez Benítez, alias el 'vengador de Garzón', más conocido como el 'infame_enmascarado'?