Krahe, sentado en el banquillo por escenificar un 'guiso' de Cristo

En pleno siglo XXI, y juzgando algo sucedido en los años 70 aunque emitido en 2004 en 'Canal Plus', este lunes llegamos al esperpento sociológico: el cantautor Javier Krahe se sienta en el banquillo de los acusados por un presunto delito contra los sentimientos religiosos, por un vídeo en el que explicaba "cómo cocinar un Cristo para dos personas" y por el que se le pide una multa de 144.000 euros. Contra el artista y contra el canal que lo emitió se querelló el Centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro por entender que el vídeo era constitutivo de un delito contra los sentimientos religiosos recogido en el artículo 525 del Código Penal. Lo cual nos para reflexionar: es cierto que el acto de Krahe pudo ser claramente ofensivo, pero... ¿hasta qué punto debemos juzgar actos simbólicos que no atentan directamente contras las personas ni las creencias? ¿Estamos en España ante un caso como el de las caricaturas de Mahoma en Dinamarca, donde los islamistas quisieron abrir poco menos que una Guerra Santa?

En nuestra sociedad, claro, nos sobran los actos que ofendan tanto a minorías como a mayorías. Pero también nos falta coherencia para evitarnos escenas tan innecesarias como éstas. Más sentido tiene que nos centremos en sentar en los banquillos a verdaderos delincuentes, y no a creadores que critiquen, dentro de su libertad, una religión. Ni gastar recursos públicos en procesos judiciales que no nos llevan a ninguna parte. Y eso que, desde aquí insistimos en que la perfecta convivencia se consigue evitando ofender tanto a unos como a otros...