Al margen de cuales puedan ser las creencias religiosas o,
llamémoslo, trascendentales, que cada ser humano tenga, hay unos principios que
están basados en la ética y que mucha gente posee o no dependiendo de los
valores que vertebran su vida. Y ya digo y repito, nada tienen que ver estos
con su religión y/o ateísmo. En derecho se da muchas veces la circunstancia de
que algo puede ser legal pero no moral y la valoración de esta moralidad
siempre es personal. O casi siempre. Me explico: hay gente que considera que el
aborto es un crimen pero lo acata dentro de la legalidad vigente. Se me ocurren
otros ejemplos como la pena de muerte que es legal en algunos sitios pero que
sigue existiendo gente que lo considera también un crimen con el agravante de
que es el estado quién lo comete. O aquí en casa, sin ir más lejos, muchos
consideramos una salvajada las corridas de toros y sin embargo son legales.
Esta reflexión la hago porque llevo dándole vueltas a la
noticia de la condena a un médico de Palma porque no practicó bien un aborto a
una paciente y el resultado es que el niño ha nacido y la madre (y el juez)
consideran que, al haber habido mala praxis en dicha intervención, es el
facultativo quien tiene que hacerse cargo de los gastos de manutención del
menor. Como lo ha dictaminado un juez es legal. Pero basándonos en principios
éticos que me susurran como un Pepito Grillo al oído no puedo dejar de hacerme
varias preguntas acerca de la madre. Ella no quería tener a ese hijo y por eso
acudió a abortar, es cierto.
Puede que su situación económica sea mala, que
lo desconozco. Pongamos que sí, que sea justo que el médico tenga que ayudarla
con casi 1000 euros al mes a la mujer durante los próximos 25 años. Vale, de acuerdo. El médico hizo mal su
trabajo (que consistía en cargarse al feto) y por ello ahora debe pagar. Además el juez lo ha
condenado a la mujer a pagar 15.000 euros porque ella se siente, dice la
sentencia, "triste, culpable y emocionalmente mal" Y yo me pregunto y le
pregunto a ella: ¿por qué te sientes triste? ¿Por tener un hijo? ¿Acaso no lo
quieres? Puede ser que eso suceda. No sería, por desgracia, ni la primera ni la
última mujer que lo rechaza y lo da en adopción. ¿Por qué se siente culpable? ¿Porque
ve la cara de su hijo e inevitablemente le hace recordar una durísima realidad
que no es otra que ella quería abortar esa vida? A mí me encantaría poder
decirle a esa mujer con palabras de cariño que tener un hijo nunca es una
desgracia. Lo que sí es una desgracia es tener un hijo y que se enferme e ir a
verlo cada día a un hospital (a mí me ha pasado y sé lo duro que eso es). También intuyo que es una desgracia (y afortunadamente no lo sé) verlo morir sin poder hacer nada y sentir cómo se te desgarra el
cuerpo por dentro. Tener un hijo es una bendición de la vida. Sí, sí, suena a cursi pero no conozco a ninguna madre que opine lo contrario. Es duro, sí, es
cierto, pero da unas satisfacciones tan grandes que todo se queda en algo mínimo
cuando lo ves sonreír y ser feliz. Me gustaría poder trasmitirle a esa mujer
(como madre que soy) que aunque ahora no lo vea, esa mala praxis del médico le
va a dar un sentido único e irrepetible a su vida. Mucho más que los 270 mil
euros que se va a embolsar porque el facultativo no se cargó a su feto. Y eso
no tiene precio por mucho que lo tase un juez.Me gustaría trasmitirle que ese médico, sin ella saberlo ni buscarlo, le ha proporcionado lo mejor de su vida.
Tengo la sensación de que caminamos sin remedio hacia un
precipicio donde desechamos de nuestra vida todo aquello que es molesto, cuesta
trabajo o nos hace sudar y tengo la intuición de que eso nos lleva a ser cada
día más inhumanos. Y a veces me pregunto si esta manera de vivir y de ser no
será la responsable de que cada día se consuman más antidepresivos y menos
libros, más ruido y menos silencio.
Puedes seguirme en twitter