martes 22 de mayo de 2012, 16:10h
Ya saben ustedes que Hacienda somos todos, unos más que otros, por supuesto, pero todos los años por estas fechas toca ponerse a hacer la declaración de la renta. Bienaventurados aquellos a los que les sale a devolver, que, según las estadísticas, son la mayoría y más todavía los que ya han recibido el cheque del ministro Montoro... Pagar a Hacienda -o recuperar lo que se ha pagado de más- es un ejercicio de responsabilidad ciudadana y política que deberían realizar con la misma dedicación que los que vivimos de una nómina, los que son millonarios pero no tienen "nada que declarar". Y Hacienda debería concentrar sus esfuerzos en cobrarles a ellos y no en perseguir a los que ya están suficientemente controlados.
Este año, en mi declaración voy a poner si cabe con más fuerza una cruz en la casilla de la Iglesia Católica. ¿Saben ustedes por qué? Porque de ese dinero que libremente decidimos los ciudadanos que se destine a la Iglesia, una buena parte irá a Caritas, que es la organización que más está haciendo por paliar las desventuras de los millones de parados que hay en España y también las de esos ¡2.200.000 niños! que, según UNICEF, ya viven entre nosotros por debajo del umbral de la pobreza. Una vergüenza social. Caritas, que es Iglesia católica, es la primera línea de acción social ante la crisis, Caritas sí crea empleo, Caritas está con los inmigrantes a los que quieren quitar todos sus derechos como personas. Siguiendo el mensaje evangélico, que no todos entienden bien, Caritas tiene claro que el enemigo es la pobreza, nunca las personas.
Pondré mi cruz en la casilla de la Iglesia porque sus cuentas -y no la de los partidos o los sindicatos y otras organizaciones e instituciones- son transparentes. Porque sólo recaudan del Estado -no como otros- el 25 por ciento de su presupuesto, mientras que el resto procede de donaciones y colectas. Porque hay muchos padres Garralda o Angel, aunque no tan conocidos como ellos, que están trabajando sin límite por los olvidados, por los despreciados, por los privados de libertad. Porque detrás de la Iglesia hay cientos de miles de voluntarios. Porque casi millón y medio de niños, 50.000 de ellos de educación especial, asisten a centros católicos concertados que le cuestan al Estado la mitad que los públicos; porque da servicios y atención a más de 200.000 inmigrantes; porque escucha y consuela a miles de personas privadas de libertad en 77 cárceles españolas y a más de 57.000 ancianos, muchos de ellos abandonados por sus familias.
La Iglesia Católica tiene 200 centros hospitalarios o ambulatorios, 876 casas para ancianos, enfermos crónicos y discapacitados, cerca de 900 orfanatos, más de 300 guarderías, 144 centros de caridad... Por eso y por mucho más pondré mi cruz en la Iglesia Católica y también en la de las ONGs. Porque llegan donde el estado se ha rendido. Le invito a hacer libremente lo mismo.
francisco.muro@planalfa.es
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
7121 | Alphaville - 24/05/2012 @ 14:04:28 (GMT+1)
¿Paga el Estado IBI por los museos, por ejemplo El Prado? El patrimonio de la Iglesia es exactamente eso: patrimonio, lo mismo que los museos. Los que opinan que la Iglesia debería vender su patrimonio para dárselo a los pobres, deberían también opinar sobre museos o edificios emblemáticos. Los que critican a Caritas y a la Iglesia Católica deberían mirarse el ombligo y desear que nadie tuviera que necesitar del auxilio que proporciona a los que lo necesitan.
7038 | Angel - 22/05/2012 @ 22:39:03 (GMT+1)
Pues nada, bienvenidas sean sus cruces a ver si con ellas la Iglesia empieza a pagar los mismos impuestos que los demás.
7041 | Osvaldo - 22/05/2012 @ 22:39:02 (GMT+1)
Ay Don Francisco, qué bonito le ha quedado hoy su artículo. Claro que sí hombre, Cáritas hace todo eso porque dispone del dinero para hacerlo, para crear o mantener puestos de trabajo y ayudar mucho, que lo hace, sin lugar a ninguna duda pero... ¿Intenta usted hacernos creer que son los únicos capaces de todo ese esfuerzo y con el mismo dinero? ¿Es que si no existiese Cáritas, no sabríamos que hacer con todo ese dinero? ¿Os creéis tan especiales? Verá usted, humildemente, a mi me parece que Cáritas no es más que un intermediario, sí, alguien que tiene el extraño privilegio de ayudar con dinero ajeno, algo que el estado podría hacer, y muchos voluntarios entre los que me incluyo. Sin embargo el Estado otorga ese crédito moral a la Iglesia, como si la Iglesia tuviese la patente de ayuda a la pobreza, los inventores de la ayuda a los necesitados. Que se os ve el plumerillo Don Francisco... Además, quien tiene hambre, sed o carece de justicia o protección social mínima y básica, lo que quiere es comer, y no mirarle los dientes al caballo regalado. El Cristo de vuestra fe, daría un buen puntapié a tanta Iglesia engreída. Y dejo claro que en ningún momento he menospreciado el trabajo de Cáritas, sería estúpido por mi parte; pero no nos venda más cuentos de hadas y seres imaginarios, deje usted de hacerle tanta publicidad a la Iglesia sólo por que son quienes controlan la caja, la misma que llenamos todos los españoles, pues en España, Hacienda y la Iglesia (esta última por narices), somos todos.
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