El exconsejero delegado
de BBVA y próximo presidente de Bankia y BFA, José Ignacio Goirigolzarri, es de
los convencidos de que la reforma financiera puesta en marcha por el Gobierno
del PP no conllevará un aumento del crédito, "por mucho que se proclame
desde todas las instancias", aunque sí permitirá mejorar la credibilidad
internacional de las entidades financieras españolas y, por ende, del propio
país.
Así lo escribió
José
Ignacio Goirigolzarri en su
blog personal el pasado 16 de febrero, bajo el
título "Qué le pediría a la reforma financiera". Éste es el texto
completo de su artículo:
Qué le pediría a la
reforma financiera
16 feb 2012
Por Jose Ignacio
Goirigolzarri
Aunque mi foco de
atención, como es obvio por mis escritos en este blog, está en otro sitio, no
puedo evitar la tentación de hacer una referencia a la reforma del Sistema
Financiero Español. Y no lo hago con el fin de opinar sobre las características
del Decreto aprobado en los días pasados, sino con el propósito de dar mi punto
de vista sobre los objetivos que se deben (y pueden) perseguir en una reforma
de este tipo.
Para ello, debemos
recordar que la crisis que estamos viviendo es ante todo, una crisis de
sobreendeudamiento. Sabemos, por los trabajos históricos, que este tipo de
crisis, es el tipo de crisis más larga y penosa. Y eso es así porque, para su
salida, exige un fuerte proceso de desapalancamiento hasta encontrar un nuevo
punto de equilibrio a partir del cual pueda empujarse de nuevo el crecimiento.
McKinsey acaba de
publicar un documento muy interesante, sobre la evolución del desapalancamiento
en el mundo desde el año 2007. En él se muestran que con excepción de USA,
Australia y Corea, ningún país desarrollado ha tenido un desapalancamiento
significativo en lo que llevamos de crisis.
Es más, el estudio
concentra su foco en Estados Unidos, Reino Unido y España, para concluir que en
nuestro país, el nivel de endeudamiento se ha incrementado fuertemente desde el
comienzo de la crisis.
Y esto es así, porque
junto a una notable expansión de nuestra deuda pública, ha habido un escueto
decrecimiento del endeudamiento en el sector privado medido en relación con el
PIB.
Con esta referencia, debemos
concluir que una reforma del sistema Financiero en nuestro país, no va a traer
un crecimiento del crédito (por mucho que se proclame desde todas las
instancias), sino que debemos ser más realistas y precisos en nuestros
objetivos.
Los objetivos que, en mi
opinión, debemos perseguir, con la reforma del sistema financiero, son
básicamente tres:
?Fortalecimiento de las entidades, desde un
punto de vista financiero (haciendo aflorar posibles pérdidas y exigiendo
aumentos de capital) y de gestión (propiciando la depuración de sobrecapacidad
y asegurando la existencia de un governance y un equipo de gestión
profesionalizado).
?Una asignación más eficiente del crédito,
porque un valor correcto de los activos y la consiguiente capitalización,
liberará fondos y capacidad de préstamo (anteriormente dedicados a financiar
activos improductivos) que podrían ser destinados a empresas viables y con
futuro.
Esto es muy importante también para las
entidades financieras. Primero, porque si no se toman esas medidas se ven
conducidas a una creciente selección adversa en sus carteras. Segundo, porque
es requisito necesario para poder acompañar el crecimiento económico, cuando
éste tenga lugar.
?En tercer lugar, la mejora de la visibilidad
de las entidades, redundará en una mayor credibilidad del país, con la
consiguiente reducción del funding, que debe ser un objetivo prioritario en el
corto plazo.
Si esta reforma consigue
estos objetivos (o al menos contribuye de forma significativa) será un éxito,
aunque el volumen total de crédito en los próximos meses, disminuya.