No me gusta el fútbol, pero me gusta Pep
sábado 28 de abril de 2012, 19:25h
Nunca he sido futbolero. Pertenezco a esa raza de apestados sociales que
cumplimos dos condiciones, ser hombres y no gustar del fútbol. Es una
circunstancia de esas que imprimen carácter: de niño mis compañeros
armaban un partido en cada recreo y yo, claro, no participaba.
Si lo que no te gusta es el balonmano, el rugby o la vela no pasa nada;
todos lo asumen como si lo que no te gustara fuera la merluza hervida o
las acelgas, algo normal. Pero no gustar del fútbol era un estigma, algo
parecido a llamarse Tiburcio, Protógono o Arcabuciano: o mueres o
desarrollas un instinto especial de supervivencia.
Andando el tiempo me volví beligerante con el fútbol, verdadero opio del
pueblo solía decir, sumidero de la frustración laboral o conyugal o
simple terapia de grupo a lo bestia. No es que sintiera eso realmente,
era una forma de autodefensa similar a la del toro enrazado que se crece
con el castigo. Hasta que aparecieron dos seres humanos muy diferentes:
Jose Mourinho y Pep Guardiola. No puedo hablar de sus conocimientos
técnicos o de sus capacidades estratégicas como entrenadores de fútbol,
pero sí quiero contrastar sus caracteres.
Partamos de una base elemental: el fútbol es espectáculo y negocio.
Obvio que nadie, ni siquiera el más adusto de los antifutboleros, puede
tener nada en contra una muchachada dando patadas a una pelota en un
parque que, para mí, es la esencia del fútbol. Cosa distinta es la
futbolmaquia. Dicho esto, voy al asunto.
Mourinho es un zafio, un maleducado y un hombre que, por muchos triunfos
y éxitos que haya tenido, ha conseguido matar en dos temporadas la
honorabilidad que le costó a un equipo conseguir durante un siglo: el
equipo señor.
Siempre admiré la bonhomía del Real Madrid y, no siendo de ninguna
hinchada, me gustaba ese equipo. Por supuesto, esto no significaba en
absoluto que odiara el Barça; no estaba yo en ese desempeño.
Y llegó
Mourinho y se fue todo al carajo. Un tipo adusto, fanfarrón y
desagradable. Y el Madrid empezó a caerme cada vez más antipático, pero
como no soy futbolero me daba igual: el fútbol es así, me decía.
Llegó la fiebre del mundial y la locura con La Roja. Vi algún partido,
sobre todo de los últimos antes de proclamarse campeona del mundo, pero
no podía soportar el zumbido repulsivo de las vuvuzelas así que, salvo
la final, no presté mucha atención al asunto pero comenzó a interesarme
algo más el extraño deporte y supe que siete -creo- de los once de La
Roja eran jugadores del Barça.
Por lo visto he tenido la suerte de asistir a un momento espectacular en
que los dos equipos más representativos del fútbol mundial se han
enfrentado no sé cuántas veces seguidas en distintas competiciones.
Confieso que las sutilezas se me escapan: la Copa del Rey, la Champions,
el Mundial, la Liga... en fin, fútbol sin más para este profano.
Y en este correlato fui descubriendo a Pep Guardiola. Un hombre
equilibrado, un tipo listo, un caballero, un entrenador equilibrado y,
por encima de todo, un gran ser humano que sabe que trabaja con otros
seres humanos y que su trabajo redunda en el disfrute de millones de
seres humanos.
Pep Guardiola, un tipo conocedor de su capacidad de influencia en la
juventud y en los comportamientos sociales de millones de seres humanos
y, con esto siempre presente, ha actuado como una persona ejemplar. A su
lado he visto divos del fútbol como Puyol, Messi, Etóo o Inhiesta que
siempre han sido accesibles y nada engreídos. Al otro lado, el equipo
señor, en manos del zafio, acaba teniendo en sus filas a seres humanos
tan deleznables como el tal Pepe, un jugador rudo y sucio que hasta los
más radicales del Real consideran un macarra.
Ahora Pep se va, como los grandes, en loor de multitudes, en lo más alto
de la más alta cima del fútbol, siendo reconocido por todos y con
tristeza en la despedida. No sé qué hará a partir de ahora pero sí sé
que deja un recuerdo indeleble que, más pronto que tarde, borrará el de
Mourinho como el viento la hojarasca. Gracias, Pep, en nombre de los no
futboleros que hemos aprendido a admirar tu trabajo.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (7)
6424 | Nacho - 04/05/2012 @ 11:48:57 (GMT+1)
Manolito,
Eres uno más de lo que ha conseguido engañar el catalán, a este tio le viene que ni pintado el refran de "con buena picha.........", hasta que ha dejado de follar, y entonces sale el culé que lleva dentro........un dato, es el jugador que más veces ha sido expulsado en la historia del Barcelona.......lo dicho, te ha colado un golito por la escuadra, como a muchos, dicho sea de paso.....
6359 | @ pedro - 04/05/2012 @ 08:31:17 (GMT+1)
Poca ha sido mi aportación a Apodario, un libro divertido y futbolero sobre los apodos de los futbolistas de ayer y hoy. Muy recomendable para niños, grandes, futboleros y curiosos. Un abrazo
6355 | pascuamejia - 04/05/2012 @ 08:31:11 (GMT+1)
¡Gracias por el elogio sonrojante e inmerecido!
6356 | manuel pascua - 04/05/2012 @ 08:31:10 (GMT+1)
Kroker, segundo intento después de que el time out de los brr#%&y3yhcñ se llevara una respuesta si bien no ingeniosa sí bien argumentada. Ahora no saldrá igual con esta memoria de pez que me caracteriza. Básicamente venía a decirte que aunque no sé de fútbol recuerdo lo del jugador portugués, creo que te refieres a Figo, igual quew recuerdo con horror a esos idiotas que imitaban un gorila cuando saltaba Etóo al campo. Sin embargo, eran una parte de la hinchada, no los equipos. A mí siempre me gustó del Madrid su bonhomía, es lo que señalo en mi columna, y con este entrenador, por excelente que sea, me da que se ha perdido y ojalá y no para siempre. Yo entiendo que se trata de un negocio, pero también sé que las figuras públicas tienen un poder ejemplarizante que no deben desdeñar y lo que traslada Mourinho frente a lo que traslada Guardiola a los niños y jóvenes no tiene nada que ver: uno enseña que es válido pisotear manos del contrario y meterle el dedo en el ojo y a traición al contrario simplemente porque ha ganado. El otro muestra que ganar o perder depende de muchos factores y que igual que un día estás arriba al siguiente estás abajo y lo hace sin dejar de ser competitivo y dar resultados. Pep ha entendido aquello de que para ser libre -y feliz- conviene tratar al éxito y al fracaso como lo que son: dos impostores. Mourinho solo tiene un amo, el dinero, y una patria, su ego inconmensurable. No me parece una persona de honor ni de confianza; no es alguien a quien le compraría un coche usado, como suele decirse ni con quien escalaría el Everest: seguro que me roba la botella de oxígeno en los últimos metros o me empuja por la cara sur: a él le preocupa ganar, pero no la victoria. En lo primero hay un resultado burdo, en lo segundo hay una actitud. Yo sigo creyendo en el fair play. Por último está ese tipejo incalificable de Pepe. Desafortunadamente, en un deporte rudo y de cierto contacto como es el fútbol, siempre hay tipos así aunque sean pocos. Creo recordar a otro, me parece que del Sevilla en algún tiempo, llamado Joaquín. Son despreciables y, sinceramente, no les deseo nada bueno -aunque tampoco nada malo: simplemente el ostracismo. Un abrazo bogotano y gracias, como siempre, por tus comentarios con los que aprendo bastante.
6357 | Pedro Sempere - 04/05/2012 @ 08:31:10 (GMT+1)
Querido Manolo: Cuando leas el Apodario -al que algo has aportado- quizás entiendas mejor los misterios teológicos del fútbol. Mou y Pep son una más de las abundantes metáforas. El Salieri y el Mozart de una sinfonía que suena diferente.No quiero inquietarte, pero cito a Bill Shankly, el mítico artífice de los Reds del Liverpool: "El fútbol no es una cuestión de vida o muerte. Es mucho más que eso".
6262 | kroker - 30/04/2012 @ 14:36:18 (GMT+1)
@ Pascua:
Los que seguimos de cerca la Liga, (más que nada porque si tienes un hijo que ha sido futbolista y ahora es árbitro no te queda otra), creemos que ni todo es totalmente negro ni totalmente blanco. Como no creo en el equidistancia, he de decir que en mi cartera hay un carnet de "Madridista", me lo obsequió mi banco por ser buen chico y pagar siempre, que viene a ser más o menos como el pin que te regala la empresa cuando te jubila antes de darte la patada.
Pero yendo al meollo del asunto, con ser Mourinho un tipo antipático y además con el asunto del "dedo en el ojo", y Pepe un central que en el incidente de la famosa agresión se le fue la olla; ambos tenían que haber sido puestos fuera del Club; pero eso no creo que se motivo para descalificar a toda una plantilla y una entidad. Las personas pasan con sus aciertos y sus miserias, pero las entidades permanecen. Y la memoria también, quizá por eso Guardiola ha esperado a un 27 de abril para anunciar que se va, y así devolverle al Barcelona lo mismo que hizo a él hace años: darle la patada (las cosas con Guardiola no pasan por causalidad).
De todas maneras, se te olvida algo; y esto es que hay un jugador del Madrid, que es recibido en casi todo los campos como "ese portugués hijo puta es"; que durante los partidos le dan una estopa que si se la dieran a cualquier otro, no saldría de estar lesionado un día sí y otro también. ¿Entonces, son deleznables todos los aficionados del resto del país?, porque los gritos lejos de ser minoritarios son atronadores, y todo ello sin contar con los laser, que también en la mayoría de los campos apuntan a los ojos de CR.
En fin Pascua, la perfección y la caballerosidad es fácil, cuando tienes a un equipo supe protegido por el árbitros (no olvidemos que es la columna vertebral de la Selección Nacional), y otro que ha sido víctima de los arbitrajes más pintorescos (por llamarlo de alguna manera). De hecho, en el último tramo de Liga, ya "el Pep" como dicen por esas tierras, se quejó de los arbitrajes, y vaya por donde, la ventaja del Madrid se redujo de manera drástica, ¿curioso no?.
6219 | argantonio - 30/04/2012 @ 14:35:40 (GMT+1)
¡Maestro!
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