jueves 26 de abril de 2012, 10:33h
La presidenta
argentina pretendió cubrir su espalda con un dibujo de Evita, no muy
afortunado, cuando anunció la expropiación de YPF-REPSOL. Evita es un mito del
peronismo que trascendió más allá de su tiempo -"no llores por mí Argentina"- y
más allá de su Nación. Pero Cristina Kirchner, de soltera Fernández, no es una epígona
de Evita sino, como mucho, de Isabelita Perón, de soltera Martínez, la
presidenta viuda sucesora de Perón que no fue nada mítica. Tampoco el difunto
Kirchner reunía en su persona aquella combinación de generalato y demagogia con
el aire de un Carlos Gardel otoñal que le daba atractivo a Perón: "Ladrón o no
ladrón, queremos a Perón".
Perón y Evita
fueron muertos vivientes, momias viajeras que conservaban poderes pasionales.
Al Perón embalsamado le cortaron las manos y le robaron el sable curvo de San
Martín, no fuese a resucitar armado. A Evita le suprimieron los cuidados
taxidérmicos y el recambio de sudarios que le cosía Telma Palud no fuese a
resucitar seductora. A pesar de tales despojos, la pareja aún emana efluvios
suficientes para que la viuda Kirchner intente andar los caminos como siguiendo
las huellas de su carreta. Pero esta señora prosaica camina en sentido
contrario, mirando más hacia los intereses de la familia Eskenazy que hacia los
descamisados. Por ello sus gestos resultan contradictorios y grotescos. En la
tumba del presidente Kirchner no hay sable que robar sino sitio para guardar el
decreto de expropiación atado con una cintita argentina como un símbolo de que
es posible expoliar después de morir. No es asunto de sables románticos sino de
acciones al portador.
El gobierno de
España solo ha hecho lo que puede, después de decir lo que no puede y regañar
al embajador argentino señor Bettini que antaño fue abogado de Isabelita, lo
que entra en el estilo fúnebre de viudas presidentas pero no en la mitología de
Evita. No puede abroncar a Kicillof, el cerebro descamisado del expolio
petrolero. La letra "k" está demasiado reiterada en los apellidos clave como
para esperar afectos hispánicos, ni siquiera latinos, como los de Perón antaño
cuya estatua sigue en su avenida madrileña como un recuerdo de tiempos
difíciles, sin que nadie juzgue sus errores sino una antigua amistad. A
Cristina Kirchner nadie la eternizará en bronce en España, lo que seguramente
le importa un bledo, pero sus hechos la van a llevar al fracaso económico en su
país, lo que si le va a importar y a pesar en plazo no muy largo. Ha sembrado
inseguridad y desconfianza global en una tierra necesitada de inversiones
exteriores. "Jovenes K" llaman a la panda juvenil de apoyo a la presidenta y,
quizá, aciertan una triple apuesta por Kirchner, Kicillof y Eskenazy: una
triple K.
Donde yace el
petróleo puede parir hasta una Vaca Muerta. El petróleo paga la política o la
política paga el petróleo. La política pagada con petróleo se vuelve corrupta y
despótica. El petróleo pagado políticamente es más caro, condicionante e
inseguro. Lo recomendable es petrolear por vías estrictamente comerciales y que
el combustible fósil siga las leyes del mercado sin mezclarse en las sucias
cañerías del falso patriotismo, del falso regionalismo -también apuntan
ejemplos en casa- o el falso justicialismo. De gobernantes embadurnados en
petróleo líbrenos Dios, aunque sean "jóvenes K".
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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