viernes 20 de abril de 2012, 11:42h
Ya
no quedan tabúes. La escandalera por el inoportuno y oculto safari del rey Juan Carlos en Botsuana demuestra que
hasta los monárquicos han levantado la veda de las críticas a la casa real.
La
crisis económica, por su parte, está ayudando muy mucho a cuestionar a personas
y a actitudes hasta ahora inmunes a la censura.
Por
ejemplo: en una reciente encuesta, muchos votantes del PP manifestaban que Mariano Rajoy va improvisando sobre la
marcha y que en realidad no sabe adónde va. También no pocos partidarios del
PSOE critican a ese partido por no arrimar más el hombro en esta hora difícil.
Hasta
hace bien poco, en cambio, las opiniones y hasta los pensamientos de unos y de
otros estaban condicionados por sus respectivas anteojeras ideológicas, como
las de los forofos de cualquier equipo de fútbol.
Por
eso, cuando uno leía un periódico o escuchaba a un contertulio televisivo sabía
de antemano cuál iba a ser su postura sobre el tema que se cuestionaba.
Pero
ya no. En esta hora errática de certidumbres perdidas, uno lee editoriales o
escucha opiniones que le sorprenden por su desprejuiciada franqueza.
Esta
nueva actitud no es patrimonio de la izquierda o de la derecha. Uno ve a
comentaristas conservadores poner como chupa de dómine los recortes económicos del
Gobierno y a columnistas de izquierdas abominar de las subvenciones públicas y
hasta de dogmas progres como la
paridad de género.
Bienvenida
sea esta nueva hora de libertad de pensamiento y de palabra, por la higiene
intelectual que supone en un país siempre abocado al cainismo.
No
sé cuánto durará esta moda, pero mientras lo haga, aunque no dejemos por ello de
ser más pobres, al menos seremos más libres.
Diplomado en la Universidad de Stanford, lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundo de Nueva York.
Entre otros cargos, ha sido director de El Periódico de Barcelona, El Adelanto de Salamanca, y la edición de ABC en la Comunidad Valenciana, así como director general de publicaciones del Grupo Zeta y asesor de varias empresas de comunicación.
En los últimos años, ha alternado sus colaboraciones en prensa, radio y televisión con la literatura, habiendo obtenido varios premios en ambas labores, entre ellos el nacional de periodismo gastronómico Álvaro Cunqueiro (2004), el de Novela Corta Ategua (2005) y el de periodismo social de la Comunidad Valenciana, Convivir (2006).
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