martes 17 de abril de 2012, 16:32h
Cristina Kirchner le está echando un órdago a
España y son muchos, yo diría que una inmensa mayoría, los argentinos
que secundan ese órdago. Y es que hay decisiones, en este caso la
expropiación de YPF, que remueve los instintos primarios de la gente.
Significa algo así como ser capaz de plantar cara al "poderoso". Porque
en el fondo, en el Hemisferio sur del otro lado del Atlántico, planea un
cierto complejo con respecto a España y tener la posibilidad de dar un
portazo hace, ya digo, que algunos se sientan satisfechos.
Lo cierto es que Repsol es una de las compañías punteras españolas
y que la decisión de Cristina Kirchner de expropiar YPF tiene
consecuencias sobre muchos pequeños accionistas. De manera que Gobierno y
oposición no tienen más remedio que cerrar filas y plantar cara a la
presidenta de Argentina. Claro que el Gobierno tiene que usar la mano
izquierda para tratar con Cristina Kirchner que es una mujer de armas
tomar que sabe apelar, ya digo, a los instintos más primarios y
emocionales de sus compatriotas, y más en estos días en que en Argentina
no se deja de recordar el aniversario de la guerra de las Malvinas. Así
que en pleno clima patriótico los ministros García Margallo, de
Exteriores, y Soria, de Industria, tendrán que lidiar con una situación
ciertamente complicada. No se pueden pasar en la dosis de las
advertencias al Gobierno argentino ni tampoco quedarse cortos, o sea la
cuadratura del círculo.
El ministro García Margallo también tiene que salvaguardar las
relaciones entre los dos países, España y Argentina que deberían estar
por encima de las coyunturas, y evidentemente Cristina Kirchner es parte
de la actual coyuntura, ni más ni menos, pero no será presidenta
siempre. De manera que nuestros responsables políticos tienen que lograr
que no se aviven los ánimos hasta el punto de que aquí, en este lado
del Atlántico, nadie se deje llevar por el rebato patriótico trasnochado
a la manera de Argentina.
Quizá la mejor solución es que sean los organismos internacionales
los que intenten convencer a la presidenta argentina de que se está
metiendo en un callejón sin salida. Lo decía hoy mismo el Financial
Times, Argentina dejará de ser un país seguro y fiable para invertir y,
naturalmente, eso tendrá consecuencias.
Cristina Kirchner, ya ha tenido su minuto de gloria, ya ha
demostrado a los suyos que tiene reaños para plantarse ante una empresa
española y por tanto a España, amen de que a su izquierda no hay nadie
porque no le tiembla la mano a la hora de nacionalizar. Una vez que
termine de saborear ese momento de gloria será la diplomacia española e
internacional la que tengan que trabajar para que el agua vuelva a su
cauce, y si no lo logran la peor parte se la llevará Argentina porque,
como apunta el Financial Times, dejará de ser un país fiable donde las
empresas no querrán invertir por su inseguridad jurídica.