Una legislatura que nace agotada
martes 17 de abril de 2012, 10:44h
El
próximo jueves, 19 de abril, en el antiguo Hospital de las Cinco
Llagas, se constituirá el nuevo Parlamento surgido de las elecciones
del 25-M. Con él dará comienzo la IX Legislatura que nace con un
acuerdo previo de las dos fuerzas perdedoras, PSOE e IULV-CA que, por
encima de lo que opinen sus bases, propondrán a José Antonio
Griñán como jefe del Ejecutivo que rija los destinos de la
Junta de Andalucía durante los próximos cuatro años. Y es que los
dirigentes de uno y otro partido, Griñán y Valderas,
Valderas y Griñán, tanto monta monta tanto, sólo se
han preocupado hasta el momento de asegurarse su puesto (y el de los
compañeros y camaradas) sin tener en cuenta que son muchos los
militantes socialistas y comunistas que abominan de un acuerdo que
solo persigue, por un lado, mantenerse en el poder a toda costa, y
por otro, hacerse con parte de la suculenta tarta gubernamental a la
que tanto han aspirado en las ocho anteriores legislaturas y que
nunca habían logrado probar. Es curioso comprobar cómo, a estas
alturas de la película, el único diputado andaluz que sigue fiel a
su ideología, es el díscolo alcalde de Marinaleda, Juan Manuel
Sánchez Gordillo, quien no ha dudado de tildar de "pucherazo"
la pantomima propuesta por su jefe de filas, Diego Valderas,
de consultarle a las bases una semana después de haber apoyado la
investidura de Pepe Griñán.
Uno, que lleva en
esto demasiados años y ha asistido casi a la práctica totalidad de
los Plenos de inicio de las ocho anteriores legislaturas, tiene la
dudosa impresión que ésta que ahora comienza puede tener un corto
recorrido si, como es previsible, los socialistas se niegan en
redondo a afrontar sus responsabilidades en tramas como la de los
EREs fraudulentos. Es muy posible que en el corto plazo de unos
meses, las investigaciones de la jueza Mercedes Alaya, hayan
escalado bastantes peldaños de esa "pirámide de la corrupción"
(como ella misma la calificó) instalada desde hace tiempo en ciertas
instancias de la Junta de Andalucía. ¿Cómo expicaría Valderas
a sus bases su apoyo a Griñán como presidente de la
Junta si éste fuese llamado a declarar, aunque sea sólo como
testigo, en la instrucción de los EREs? ¿Hasta qué punto van a ser
capaces los diputados de IULV-CA de llegar al fondo de este asunto en
la supuesta Comisión de Investigación parlamentaria si finalmente
se sientan con los socialistas en la mesa del Consejo de Gobierno?
¿Serán capaces de sacar a la luz algunos documentos secretos de la
Consejería de Empleo si IULV-CA consigue hacerse con este
Departamento o también los ocultará para no perjudicar a los
sindicatos amigos, UGT y CC.OO.? El gran dilema es que, como dice el
dicho, no se puede estar en misa y repicando. No se puede formar
parte de un Gobierno sobre el que planea la sombra de la duda de que
alguno de sus miembros puedan ser salpicados por tramas corruptas, y,
a la vez, tomar decisiones conjuntas.
En Andalucía sólo se
ha registrado una vez un Gobierno en minoría. Fue el de Manuel
Chaves en 1994, conocida como la "legislatura de la pinza",
cuando los líderes del PP, Javier Arenas, y de IULV-CA. Luis
Carlos Rejón, hicieron oposición conjunta en el Parlamento
obligando a Chaves a adelantar las elecciones andaluzas dos años.
Aquella experencia resultó nefasta para ambos partidos, pero sobre
todo para Izquierda Unida que pagó los platos rotos de lo que a
todas luces era un pacto antinatura a la griega. Ocurre sin embargo
que ahora, IULV-CA y su coordinador general, Diego Valderas,
ha basado su estrategia preelectoral en los últimos meses en el
combate contra la corrupción que salpicaba diversos departamentos de
la Administración andaluza. Y no se entiende bien, o al menos parte
del electorado que les ha votado no acabará de entenderlo, que se
firme un pacto de Gobierno con los mismos que hace tan sólo una
semanas era anatematizados como los líderes de la corrupción.
Por
todo ello tango la vaga impresión de que esta IX Legislatura que
comienza el jueves tiene los días contados y mucho me temo que
Griñán carezca de la cintura necesaria para torear el miura que va
a tener que lidiar en el Palacio de San Telmo. Uno no quiere ser
agorero, pero es posible que en el plazo máximo de dos años, los
andaluces tengamos que acudir de juevo a las urnas, aunque si ello
ocurre me sé de algunos, que van a volver a pagar los platos rotos
de unos pactos que nuca debieran de haber firmado. Ya les contaré
cómo están las cosas en las Cinco Llagas el jueves. Lo que se diga
en los pasillos, y depende de quien lo diga, puede darnos muchas
claves de lo que ocurrirá en los próximos meses.