lunes 16 de abril de 2012, 09:18h
Mientras
que el viaje de caza a Botsuana puede costarle al rey
Juan Carlos I mucho más que una prótesis de cadera, la pobreza está
creciendo en España de tal modo que ya
resulta un problema
"alarmante" incluso para Cáritas.
En su último informe "Exclusión y Desarrollo Social.
Análisis y Perspectivas 2012", la organización católica llegaba a la conclusión de que el 22 % de los hogares españoles vive por debajo del umbral de la pobreza,
lo que nos sitúa entre los países con
las tasas más elevadas, dentro de la Unión Europea. Otro apartado del informe
concluye también que la renta disponible
por persona cayó en términos reales cerca de un 9% entre 2007 y 2010. Las
perspectivas que marcan los expertos en el ámbito económico no permiten, ni mucho menos, ser nada optimista en este terreno para los próximos años.
Siempre
he admirado la labor de Caritas,
ONG dependiente de la Iglesia Católica, sobre todo, por dos razones. La
primera, por su labor permanente,
constante, imparable, en favor de los más desfavorecidos de nuestra sociedad.
Parece inevitable para la condición humana el hecho de que siempre haya pobres a quien socorrer. Y
siempre está ahí Cáritas para paliar, en lo posible, sus necesidades más
básicas. Además, sin haber hecho
concesiones a la modernidad, manteniendo
un nombre que hoy podría asociarse, incluso como sinónimo, a la
solidaridad o al altruismo. Cáritas, sin
embargo, no engaña a nadie -y esta es la segunda razón de mi admiración- porque en
el cristianismo la ayuda a los demás se practica en nombre de Dios: "Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a
su prójimo, a quien ve, ese tal es un mentiroso" (1 Jn. 14,20).
Hay muchas más razones para
seguir ponderando la labor de Caritas, entre las que la transparencia en la
utilización de sus fondos, no puede eludirse. Ni su discreción,
ya que los ingresos, que provienen del 0,7 % del IRPF, de donativos de
particulares y del trabajo y la
colaboración de miles y miles de voluntarios
repartidos por toda España, que
no han dado jamás muestras de hacer un
uso inadecuado de los mismos.
Ejemplar
En
estos últimos años, la crisis económica
ha dado tan fuerte en la línea de flotación de familias que eran
perfectamente normales, que, incluso contando con el trabajo de alguno de sus
miembros, han visto como no ha habido más remedio que recurrir a Caritas para poder alimentarse, vestirse, pagar la
luz, el gas o uniformes y libros para los niños.
Y, además, y sobre todo, en Caritas no preguntan a
quien pide ni quien es, qué religión profesa, por qué viene, o por
qué no se va a los servicios
sociales municipales de donde, por lo general, le han
derivado.
Otras confesiones religiosas,
partidos, sindicatos y organizaciones sociales, podrían imitar a la Cáritas
que tanto denuestan algunos.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
5901 | Pedro de Higes Ruiz - 22/04/2012 @ 18:32:11 (GMT+1)
No veo en ningún párrafo de este artículo, que se arremeta contra nadie, simplemente se constata una realidad que está al alcance del que quiera verlo, sigo tus artículos con mucho interes y este me parece genial por el reconocimiento a la labor que se hace desde Cáritas.
5594 | Pikertom - 17/04/2012 @ 09:03:39 (GMT+1)
La labor de Cáritas es impagable y merece todos los respetos. Ahora bien, usted, para resaltar dicha labor, arremete contra otras sociedades que se dedican al mismo fin, y eso es completamente injusto. Hay ONG muy responsables que hacen a la perfección el mismo papel que Cáritas. También le tengo que decir que en Cáritas, como en las ONG, hay de todo; personas de bien intachables y personas indeseables que aprovechan la desgracia de los demás para beneficio propio.
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