Si realmente queremos
acabar con la crisis, la mayor parte de las medidas del gobierno son, cuanto
menos, controvertidas:
Amnistía fiscal para las
grandes fortunas
Aumento del impuesto de
sociedades a las pequeñas y medianas empresas
Ventajas fiscales a las grandes
multinacionales.
Reforma laboral para
abaratar el despido
Recortes en servicios
básicos (educación, sanidad, etc)
Se recorta I+D (vital
para cambiar el modelo productivo)
Algunos ejemplos:
La casa real sufre un 2%
de recorte, frente al 20% que se recorta educación.
La asignación a la
iglesia católica no sufre recorte ninguno, frente al hachazo del 25% que sufre
I+D
Sin embargo, si el
objetivo no fuera salir de la crisis, sino reproducir una sociedad medieval,
todas las medidas adoptadas cobrarían de pronto sentido.
Una de las soluciones
anunciadas para salir de la crisis es, por ejemplo, el endurecimiento del
código penal para quienes convoquen o difundan protestas que alteren el orden
público. La resistencia pacífica pasa a ser delito condenado con hasta cuatro
años de cárcel, lo cual convierte a figuras como
Gandhi, b Luther king o
Nelson Mandela, en criminales. ¿Volveremos a tener presos políticos en España?
Todavía no hemos visto
una sola dimisión por los hechos ocurridos en Valencia (que con la nueva
propuesta habrían llenado las cárceles) o Madrid los meses de atrás, tampoco
por lo sucedido en la plaza de Cataluña el pasado 27 de Mayo, ni por el
homicidio de un joven vasco a manos de la policía vasca hace apenas unos días.
Se trata de que sea el
poder el que da derecho a quejarse o no, en función de su propia conveniencia. ¿Intenta
el gobierno volver a las manifestaciones
organizadas por el régimen?
Sin embargo, sorprende
que ese mismo gobierno no depure responsabilidades por cuestiones como los 6.000 Millones de euros que se esfumaron
con la quiebra de la CAM
o los 3.000 Millones de euros que se esfumaron con la quiebra del Banco de
Valencia. (Y son sólo dos ejemplos)
De indultos a banqueros
mejor ni hablar.
Tal vez, el problema no
sea el PP, o el PSOE, donde a buen seguro hay gente perfectamente válida, tal
vez el problema sean ministros educados hace más de 40 años, en unas normas y
formas de actuar que no son las de ahora.
Un ministro de defensa dedicado
a la venta de armas, un ministro de Justicia que impulsa leyes injustas, un
ministro de medioambiente que invierte en petroleras, y un ministro del
interior que le rinde cuentas a fuerzas sobrenaturales.
No hace falta ser muy
listo para saber, que hace tiempo ya, dejó de gobernarse para los ciudadanos.
No somos más que una masa dominada, a la que se pretende manejar mientras
nuestros dirigentes miran al cielo, e hincan la rodilla a los grandes señores
de fuera. Volvemos, a un estado medieval.
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