martes 10 de abril de 2012, 10:25h
Allá durante la guerra de 1.914,
llamada I Guerra Mundial, el escritor Romain Rolland -Premio Nobel en 1.915-
escribió un famoso alegato bajo este título francés que yo traduciría como "por
encima de la pelea" en el que aquel literato de tendencia que, hoy, llamaríamos
socialdemócrata, intentaba convencer a la opinión pública de la necesidad de
reconstruir en lo esencial, todos juntos, a Europa pensando antes en el interés
común que en lo que separaba, en aquel momento, a los bandos en lucha. Unos lo
consideraron traición al espíritu combatiente. Otros lo tomaron como un sermón
pacifista más. Pero, en ambos bandos, quienes eran conscientes de los daños
ocasionados por la crisis bélica que, como toda posguerra, afectaría a
vencedores y vencidos, tomaron muy en cuenta al famoso "alegato".
En otro tiempo y nivel y sin
conflicto bélico por medio, me parece que los españoles divididos en poder y
oposición, dentro de los límites democráticos de las alternativas políticas,
debieran ir pensando en un proyecto renovado de nación postcrisis para el Reino
de España que va a quedar seriamente transformado por las consecuencias de una
inevitable reforma socioeconómica. No parecen pensar así personajes
coyunturales, como Cayo Lara, que ha calificado a las reformas impulsadas por
un gobierno de mayoría absoluta comprometido solidariamente con el conjunto de
la Unión Europea como "declaración de guerra".
España es un país demasiado
grande para que pueda caer aislado y pueda abandonar la Eurozona sin desbaratar
el invento pero, a la vez, es demasiado pequeño para poder resolver nuestros
problemas solamente con soluciones caseras. Así que con "declaración de guerra"
o sin ella va a reformarse, por la cuenta que nos tiene, en una dirección que
no se parece nada a los tópicos y demagogias que se le ocurren a Cayo Lara y
sus camaradas sino en la dirección que propicie una futura etapa de crecimiento
en línea de moderación y solvencia que puede modularse hacia la derecha o la
izquierda en la justa medida que no perjudique al crédito y confianza de la
nación como conjunto.
Harán falta medidas quizá más
duras que las que, tardíamente, está teniendo que tomar el actual gobierno pero
a la larga -y esperemos que la larga no sea excesiva- los políticos tendrán que
operar con una nueva estrategia para proyectar el futuro y olvidar el inútil
empeño de justificar un mal pasado o jugar a los titulares de corto plazo o a
los eslóganes de pancarta. Como fue necesario en otras ocasiones en beneficio
del interés general, como en 1.957 con el Plan de Estabilización, en 1.977 con
los Pactos de la Moncloa y en los últimos años del Siglo XX con el programa de
cambio de la peseta al euro. En aquellas coyunturas los cambios de orientación
se tomaron por encima de las circunstancias de cada momento, "au-dessus de la
mêleé"
Para esto los partidos van a
tener que reinventarse o reprogramarse. Tanto el que ha recibido un mandato
mayoritario como el que ha sido colocado democráticamente como principal
oposición. Sus compromisos no están anclados en sus programas de ayer sino que
tienen que plantearse hacia el futuro. Estar en condiciones de gestionar pasado
mañana al Gobierno de España -como gustan de llamar ahora a un Consejo de
Ministros algo apocado- exige, ante todo, que el Reino de España sobreviva
integro como Estado-Nación a la crisis como plataforma de dimensión viable
capaz de mantener el interés general con unidad de mercado, cultura común,
educación útil y homogénea, defensa y diplomacia de Estado. Es estúpido
enzarzarse en peleas ideológicas cuando no se es capaz de anteponer a la
refriega el esfuerzo compartido para que la Nación, con mayúscula, sobreviva al
colapso. El color de salida de la crisis no está escrito de antemano pero su
base imprescindible es el terreno común de cimentación sobre el que crecerán alternativas
futuras. Ahora hay que trabajar en la base y quien no lo haga quedará fuera de
juego.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
5373 | Pikertom - 12/04/2012 @ 10:05:31 (GMT+1)
Estoy de acuerdo con usted en que hace falta un pacto político entre todos los partidos políticos. También estoy de acuerdo en que hacen falta reformas. Dicho esto, ¿a que pactos o reformas se refiere usted? A los recortes en educación y sanidad, a una reforma laboral contraria a los derechos del trabajador, a una amnistía fiscal vergonzosa, al empobrecimiento alarmante de la población. Si es así, no estoy de acuerdo. Menospreciar a políticas alternativas a favor de las oficialistas, e insultar o vejar a la ciudadanía que sale a la calle a reivindicar su derecho a discrepar, es antidemocrático, porque la ciudadanía es la Democracia.
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