Rajoy de los 103, 104... de los mil días
domingo 01 de abril de 2012, 12:18h
Los cien primeros días de gobierno de Mariano Rajoy y su equipo han pasado, diría yo, con algo más de gloria que de pena, al menos si hacemos la media de los comentarios periodísticos que este período emblemático ha suscitado. Cierto es que a Rajoy y a su 'entorno de hierro', en el que sobresalen la viepresidenta Sáenz de Santamaría y el equipo económico compuesto por el cuarteto Guindos-Montoro-Soria-Báñez, se les puede acusar de muchas cosas, pero no, desde luego, de pereza a la hora de afrontar la reforma: parafraseando a John Reed --y/o a Alfonso Guerra--, han sido estos cien días que mucho han cambiado a España y que auguran que, al final del proceso, no va a reconocer a este país ni la madre que lo parió. Confiemos en que, pese a todo, sea para bien. Me comentaba un ministro la semana pasada, caminando por los pasillos del Congreso, que no hay que seguir la máxima ignaciana, según la cual en tiempos de crisis no se debe hacer mudanza; "es lo contrario, los cambios hay que hacerlos cuando la crisis aprieta". Y la crisis, la parte del iceberg que no conocemos los simples mortales, debe ser muy gorda cuando, en una misma rueda de prensa tras el Consejo que dio 'luz verde' a los Presupuestos, tanto la vicepresidenta como el ministro de Hacienda hablaron de "situación límite" y "crítica" para referirse a la economía del país y a la necesidad de ajustarse, un poco más aún, el cinturón. Con este lenguaje que no da lugar a esperanzas edulcoradas está gobernando Mariano Rajoy, y lo hará en las semanas venideras, en las que algunas fuentes que le son cercanas prometen acelerones y un cierto cambio de estrategia, o quizá solamente de táctica. Es el caso que, ante las dificultades o ante el rechazo ciudadano a unas políticas, siempre se acaba culpando a la comunicación de todas las culpas: comunicamos mal, han dicho y dicen todos los gobiernos e instituciones que en el mundo han sido y son, mientras, de reojo, miran con enfado hacia el pobre encargado de elaborar las líneas comunicacionales. Me parece que señalar con el dedo acusador a, por ejemplo, la Secretaría de Estado específica, desempeñada por Carmen Martínez de Castro, atribuyéndole cualquier responsabilidad de que los votantes asturianos y andaluces se retraigan a la hora de echar su papeleta en la urna favoreciendo al PP, sería una notable injusticia y una muestra de miopía preocupante. Me parece que ya va siendo hora de que, entre los aciertos de su gestión, Rajoy incluya una más frecuente y normalizada aparición pública personal ante la ciudadanía --televisiones, ruedas de prensa, encuentros con los medios-- para explicar lo que hace, por qué lo hace y las razones que le han forzado a incumplir mucho de lo que dijo en la campaña electoral que haría y que no haría. Pensar que la vicepresidenta, o que la secretaria general María Dolores de Cospedal o, en su ámbito, el siempre presente Ruiz Gallardón, puedan bastar para cumplir este papel, es, creo, muy desacertado. Y es que Rajoy, a quien cabe atribuirle la tarea de acelerar el tremendo ritmo reformista, permanece como alejado, como por encima de lo que sus más activos y eficaces ministros actúan. Tendría que haber sido él quien compareciese en la sala de prensa de La Moncloa, la jornada posterior a la huelga, para dar la primera noticia sobre los Presupuestos, de la misma manera que tendría que haber dado alguna explicación más completa sobre las razones que, a su juicio, hacen perder votos al PP. En política, las formas cuentan tanto como el fondo; ¿cuántos días más esperará el presidente, a quien hay que reconocerle que se está fajando en Europa y ante el mundo, para que los españoles le vean la cara, comprueben que está ahí, que tiene una hoja de ruta definida? Me parece que el aprecio ciudadano por Rajoy se ha incrementado desde aquellas encuestas, tremendas, de hace poco más de un año en las que más del ochenta por ciento de los sondeados decían fiarse poco o nada del entonces candidato a presidente. Es verdad que el maillot amarillo, conseguido con mucho esfuerzo, da alas; pero los ciudadanos, que no son meros espectadores, quieren, me parece, algo más. El Rajoy de los ciento tres días de mandato tiene la oposición más en Bruselas que en la calle Ferraz, donde un Rubalcaba desdibujado hace lo que puede para contener la marea del desánimo. Cuenta con mayores críticos entre los de su partido que en las filas socialistas. Tiene presiones más fuertes entre los grandes empresarios y banqueros, para no hablar ya de las agencias de 'rating' o de las viejas damas grises en las que se han convertido los grandes diarios anglosajones, que entre los sindicalistas que solo aspiran a que los reciba, o entre los medios de comunicación. Que, por cierto, hasta el momento, le aplauden mucho más de lo que le critican. Y ello, por mucho que algunos en el cuartel de Génova se empeñen en acusar a la radio y la televisión públicas de ejercer maniobras, que patentemente no existen, contra este Gobierno. Algunos deberían aprender que las voces disidentes, críticas, no siempre son desleales o vendidas al enemigo. Si alguna vez hubo 'comandos Rubalcaba', que lo dudo, desde luego que ya no queda ni rastro de ellos. También en esto es afortunado Rajoy: sigue teniendo al país mayoritariamente tras él, aunque las desconfianzas y la angustia, más que el rechazo o la ira, llenen las calles de manifestantes contra algunos aspectos, sin duda mejorables, de la reforma.Sea como fuere, el Rayoy de los doscientos, o de los mil cuatrocientos --es lo que queda de Legislatura-- días, no puede seguir siendo el icono frío, silente y distante de estos cien primeros. Es preciso que la esfinge, además de moverse, hable.
Foro asociado a esta noticia:
Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (7)
5162 | vilmetal - 03/04/2012 @ 19:40:34 (GMT+1)
Lo que tiene que explicar es como se cocinan los números, porque mirando los PGE del 2011 y los actuales no me sale ese porcentaje del 15 % de recorte. Además si uno mira las partidas, por ejemplo 453 A que es inversión ferroviaria del 2011 figura 1715M? y ahora dicen que fue 1193m?. No entiendo nada.
5130 | kroker - 03/04/2012 @ 19:39:58 (GMT+1)
Un poquito de sal gorda.
El enviado de main Führer Merkel, das Generalfeldmarschall Volker Kauder, visita a nuestro Presidente para ver si cumple lo ordenado. Qué más da lo que diga Rajoy...; ya no nos queda ni dignidad como nación.
5122 | fran - 03/04/2012 @ 19:39:52 (GMT+1)
Sr. Jauregui, tiene usted razón, no debí pensar que su opinión no estaba fundada sin conocerle. Pero apunteme en la lista de los que decimos que estas medidas no solucionan el problema, por la sencilla razón de que el problema no es la relación entre trabajador y empresario, porque hay cinco millones de divorciados.
5102 | Jáuregui - 02/04/2012 @ 14:10:00 (GMT+1)
A Fran: ¿Quién puede arrogarse que es 'la voz de la calle'? Que no esté usted de acuerdo en casi nada de lo que digo me parece muy bien; a veces, ni yo mismo estoy de acuerdo conmigo mismo, como decía Valéry. Pero no me descalifique por las fuentes; ¿usted cree que los periodistas no vivimos en la calle, con amigos ajenos a la profesión, con parientes, hijos? ¿Qué idea tiene usted de un periodista?¿Que vive en una torre de marfil?
5100 | Carmen - 02/04/2012 @ 14:09:41 (GMT+1)
Me pareceque da en el clavo, Sr. Jáuregui. Estoy plenamente de acuerdo en que el Sr. Rajoy tiene que salir más a la pista e enformar de lo que está haciendo el Gobierno, el por qué y el para qué. La gente lo entendería mucho mejor. Me parece que el Sr. Rajoy no es un buen vendedor y esto es muy importante en estos momentos. Además hay que explicar mejor la causa de nuestra situación heredada quie no por conocida deja de ser cierta.
5094 | fran - 02/04/2012 @ 14:09:40 (GMT+1)
No estoy de acuerdo en casi nada de lo que usted dice Sr. Jauregui, probablemente porque sus fuentes informativas beben más de los despachos que de la calle, que es donde se dice que Rajoy es de todo menos bonito y eficiente.
5066 | Rosa Paredes - 02/04/2012 @ 14:09:08 (GMT+1)
Todos quieren ser los primeros en dar la última noticia, pero está claro que al Sr. Rajoy no le gusta salir en la foto. El hombre no es vanidoso.
Jáuregui, estoy de acuerdo con Vd. en que en la política, y en todo en general, las formas cuentan. Sin embargo, el presidente de España, Don Mariano Rajoy, no compareció en la sala de prensa de la Moncloa para explicar lo que él y su séquito, habían acordado y, por tanto, no pudimos ver su careto. Siempre hay otros a los que les gusta figurar y salir en primera fila...
Más cositas. En vista de que han subido la luz, me temo que los españoles vamos a dejar de ser unos "iluminados". Escribiendo esto, retorno al pasado. Eran tiempos duros y difíciles y, por tanto. en el domicilio familiar, se cuidaba mucho el recibo que pasaba por Caja. Al llegar la noche se escuchaba la voz de mando, desde el fondo del pasillo, en la que se nos instaba a los habitantes de la casa, que apagásemos la luz. La niña que yo era, obedecía órdenes y con gran pesar, le daba al conmutador. Me quedaba a oscuras. Esperaba pacientemente a que el mundo durmiese y más tarde, abría sigilosamente la mesilla de noche y extraía de la misma, una pequeña linterna. A través de su lucecita, leía y leía, hasta altas horas de la madrugada... de aquellos años de niña "poco iluminada", conservo unas maravillosas dioptrías que iluminan mi hermosa mirada...
Mañana, sin falta, me voy a los chinos a comprar una linterna. Hay que ahorrar en el recibo de la luz. ¡ Ah, se me olvidaba! Haciendo caso de las sabias palabras de un banquero importante de este pais en las que se nos recomendaba a los españolitos que "ahórrasemos", como en su día habrá hecho él, también me compraré una hucha. Posiblemente me decante por un cerdito de barro, con ranura incluida.
Estamos viviendo días difíciles, pero estoy segura que al final veremos la luz...
No me cabe duda alguna de ello.
Rosa Paredes
La Coruña
http://rosaparedes-rosa.blogspot.com
|
|