¿Por qué España ha pasado
de pronto a liderar las preocupaciones del área euro? Parecía que la situación
se había calmado y que podíamos mirar un poco más allá, y emitir algún juicio
sobre China, o prestar algo de atención a los británicos, e incluso ocuparnos
de la marcha de la economía y la política norteamericana. Pero por alguna razón
la paz se ve amenazada y los problemas de la eurozona, en esta ocasión en la
desagradable versión española, vuelven a agitarse con fantasmas que parecían
haber dado tregua. Apenas ha dado tiempo a que aparezcan los primeros informes
de los bancos de inversión en cuyos encabezados ya podían leerse títulos que se
referían a una sensación de alivio tras muchas semanas de fuerte tensión, y de
nuevo la prima de riesgo, la deuda y su reestructuración, los bancos, o las
dificultades para alcanzar los objetivos marcados, vuelven a ocuparnos. Poco ha
durado esa PAX EUROPEA impuesta a golpe de inyecciones masivas de
liquidez. En cuanto algunos han querido dar por cerrado el capítulo, otros se
han ocupado de poner un pié en la puerta y recordar, que después de todo,
España no había hecho en 2011 sus deberes pese a que en el mes de noviembre
afirmaba tenerlos hechos, y que por su cuenta y riesgo había modificado el
objetivo fijado para 2012 tratando de imponerlo mediante una política de hechos
consumados, basados en una supuesta credibilidad que se suponía asociada al
nuevo gobierno.
Quizá los
mercados entienden un poco menos de partidos y más de partidas, y por mucho
que las nuevas partidas vengan respaldadas por un nuevo partido, el desgaste
acumulado por la marca
España pesa de un modo bastante mayor de lo que nos gustaría.
"Gato blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones" Es lo que
decía el viejo líder chino, que ahora habría que reinterpretar como "gato
blanco o negro, que importa si no caza ratones". A nuestros acreedores
les preocupa que no crezcamos. Pero no por su cariño y buenas intenciones. Les
preocupa que no les devolvamos el dinero, y por añadidura, que la UE no tenga
capacidad de afianzarnos. En diciembre, el saldo con exterior del Banco de España
registraba una fuerte salida neta de capital. Más de 30.000 millones
(7.000 millones en diciembre de 2010). La composición de esa salida, tiene
mucho de venta de deuda pública. Los extranjeros se deshacen de nuestra
deuda pública, que es adquirida por nuestros bancos, bien nutridos por el
BCE. La prima de riesgo se mantiene estable, mientras, la deuda va cambiando de
manos. Pero los prestamistas extranjeros creen que nuestros bancos están mal, y
comprando deuda pública no solo no se van a arreglar, sino que recibirán más de
lleno todavía el impacto de las dificultades que asocian al sector público y en
particular al autonómico, que nunca acabaron de comprender muy bien. Y ahí
están los compromisos de saneamiento de los bancos, y los presupuestarios del
Gobierno con Europa, y todo con una hipótesis de contracción del 1,7%. No es
que esto sea nuevo, pero hay muchas ocasiones en las que el miedo no se refleja
a la par que el susto. Como las distancias son cortas, el Gobierno tiene que
responder pronto, sin dejar que el miedo petrifique.
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