Presentada una querella en los juzgados de Barcelona
El Instituto Catalán del Suelo, denunciado por falsedad, prevaricación y estafa
- Los hechos que dan lugar a la querella tienen un supuesto
origen urbanístico
miércoles 21 de marzo de 2012, 17:02h
Una empresa de gestión de patrimonios y una
administradora de fincas han acusado al Instituto Catalán del Suelo (Incasol)
de presuntos delitos de falsedad documental, prevaricación y estafa. Los hechos
supuestamente delictivos que han dado lugar a la querella, interpuesta ante los
juzgados de Barcelona, tienen que ver con la cancelación de un concierto de
administración de fincas, pero eso no es más que la punta del iceberg: por
detrás se halla la sombra de una operación urbanística frustrada por más de 90
millones de euros, y aparecen también los nombres de dos importantes personajes
en las finanzas y la política catalana y nacional.
Los hechos finales que han dado lugar a la querella
contra el Instituto Catalán del Suelo tuvieron lugar en octubre de 2010, cuando
Incasol, de forma inesperada y sin aviso previo, decidió cancelar el concierto
de finanzas que mantenía desde hacía una veintena de años con la administradora
de la sociedad Riva y García, Fincas Gestión, SL, cuyo objeto social es la
gestión de patrimonios, tanto en régimen de Propiedad Horizontal (comunidades
de propietarios) como de propiedad vertical (gestión de pisos arrendados por
cuenta de la propiedad).
La administradora de la sociedad Rivas y García,
propietarios de inmuebles, mantenía con el Instituto Catalán del Suelo un
concierto para depósitos de fianzas procedentes de los contratos de arrendamientos
suscritos por sus clientes (los arrendadores) con el número A0067. Por este
concierto, la administradora de fincas y sus clientes están obligados a
ingresar en el área de Fianzas de Incasol (según los términos del concierto) el
importe de las fianzas abonadas por los arrendatarios, sobre los contratos de
arrendamientos suscritos.
Esa obligación es la que tienen todos los
arrendadores, pero, en virtud de los conciertos de este tipo, la operativa de funcionamiento
del abono de las fianzas de los arrendatarios consistía en que el administrador
de fincas colegiado, en este caso el querellante, realizaba liquidaciones
trimestrales de las altas y bajas de las fianzas, según los contratos de arrendamiento
celebrados o resueltos.
Así, el administrador de fincas debe ingresar trimestralmente
en la caja del Instituto del Suelo el 90 % de todas las fianzas realizadas,
descontando las canceladas en el mismo periodo, por un sistema de compensación,
y procediendo al abono o solicitud, en su caso, de devolución de las cantidades
correspondientes, acompañando una relación de altas y de bajas, así como los
contratos de arrendamiento suscritos.
Es decir, que el ingreso es del 90 % de las fianzas
(los querellantes han llegado a gestionar más de 40.000 recibos anuales
derivados de contratos de alquiler de sus clientes) y que los pagos a Incasol por
las altas se compensan con las bajas. Y así durante 20 años, pero en octubre de
2010, Incasol decidió unilateralmente rescindir el concierto y a partir de ahí
se inició una rocambolesca historia que ha acabado en los juzgados: Incasol ha
embargo bienes de la administradora de fincas mientras que ésta reclama al
Instituto Catalán del Suelo un total de 118.851,78 euros.
En toda esta historia, según la querella a la que ha
tenido acceso Diariocrítico, se mezclan supuestas prevaricaciones de altos
funcionarios de Incasol, supuestas falsedades documentales -documentos
'falsificados'- y presunta estafa. En total, figuran como querellados cuatro
altos cargos de Incasol, además del propio Instituto.
¿Persecución urbanística?
Hasta ahí los hechos sucintos. Pero en el fondo de
esta historia subyace otra mucho más compleja que, supuestamente, tendría que
ver con la urbanización de unos terrenos en Santa Cristina d'Aro, en Gerona.
Ahí es donde aparece, supuestamente, el nombre del presidente de una importante
editorial española y, posteriormente, un bufete de abogados ligado a uno de los
políticos más ilustres de la transición.
Dice la querella: "debido a la compra en el año
2004 de unos terrenos, calificados como suelo industrial en Gerona, en Santa
Cristina d'Aro, y por diversas cuestiones, que no vienen ahora al caso, otra
mercantil propiedad de la familia de mi mandante, denominada Vara Real Estate, SL,
suscribió ventas de terrenos y convenios urbanísticos con el Incasol. Convenios
que fueron incumplidos por Incasol, y resueltos recientemente, pero que desde
finales del 2010 y el pasado año 2011, constituyeron el centro de numerosas presiones e intentos de negociación
por parte del Incasol, tanto a través de sus empleados, como a través de los
servicios jurídicos que en ese momento tenían contratados, en concreto el
despacho de abogados Roca Junyent, con mi representada".
Según fuentes querellantes, la historia de forma
sucinta sería la siguiente: los terrenos industriales objeto de litigio en Santa
Cristina d'Aro estaban situados enfrente de una finca propiedad de un
importante editor. Por alguna razón aún no determinada, el alcalde de la
localidad y el propio Incasol entraron en el asunto para que no se edificara
allí, y se llegó a un acuerdo por el que Incasol compraba la mitad del suelo y
cambiaba el resto por otro terreno similar en otro sitio, pero esta vez para
urbanizar. Eso ocurría en 2006.
Sin embargo, posteriormente el proyecto urbanizador
se iría frenando -supuestas dilataciones en el expediente por parte de
Incasol-, llegó la crisis económica y se frenó definitivamente. Incasol, según esas
fuentes, propuso a los querellantes otro acuerdo: renuncia al acuerdo anterior,
indemnización de 300.000 euros y firma de otro convenio distinto. Los querellantes
aceptaron, pero tras firmar la renuncia al anterior convenio, Incasol les diría
que no hay nada nuevo que firmar. Y es en ese momento cuando se dan las
situaciones cruzadas reseñadas anteriormente: los querellantes se lanzaron a
los juzgados, y paralelamente en el tiempo Incasol procedió a la cancelación
del concierto de finanzas que mantenía desde hacía muchos años con la
administradora de fincas y con la sociedad Riva y García, Fincas Gestión, SL.
¿Hay relación de algún tipo entre la acción y la
reacción de Incasol? Se anuncia una nueva querella que puede dar muchas pistas
en este oscuro asunto.