La Pepa está más viva que nunca. No sólo por los
principios que consagró en su momento y que sirvieron de referencia posterior
para la Constitución actual; si no porque su espíritu de patriotismo, de unidad
contra el invasor, de sacrificio y esfuerzo para conseguir un futuro y ser
dueños del propio destino sirve ahora de guía para afrontar la grave situación
de España. Cádiz conmemoró el bicentenario de la Constitución de 1812 y se
convirtió en una fuente de inspiración patriótica para el rey Don Juan Carlos,
para el presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, y para los presidentes del
Congreso y del Senado, quienes muy oportunamente no dejaron escapar la ocasión
para ensalzar el papel jugado por el Rey en los treinta años de la reciente
democracia en España. Un apoyo y reconocimiento secundado por todos los
presentes con un sentido y extenso aplauso que emocionó al Jefe del Estado, muy
molesto en los últimos meses por el caso Urdangarin.
El contexto en el día de
hoy se circunscribe a la crisis económica y el desempleo que azotan a la
sociedad española carente de confianza en sus dirigentes políticos y en su
propia capacidad de mantener el puesto de trabajo. Las palabras de
Don Juan
Carlos en el Oratorio San Felipe Neri reconocen la necesidad de transmitir a
los ciudadanos las sensaciones necesarias para recuperar cierta autoestima como
personas y como sociedad. Lo que está en juego en estos momentos es comprobar
si esas sensaciones tan imprescindibles para nuestro más inmediato presente, a
corto y medio plazo, se generarán con las reformas emprendidas por el
Ejecutivo. Su responsable, Mariano Rajoy, ha recurrido a la valentía que hace
falta para afrontar las decisiones difíciles a tomar por exigencia ineludible de
la situación casi de quiebra que sufre España. Los intereses electorales
deberían aparcarse durante una temporada por parte de todos, algo que no ha
sido posible y que mantiene a la clase política como el tercer mayor problema
para los ciudadanos, según se empeñan en mostrar los barómetros del CIS. En
Cádiz también se constató el compromiso renovado de España por América Latina
en un momento crucial para unas relaciones que necesitan mayor atención
política y cultural para reforzar los aspectos económicos y comerciales. La
celebración de la Cumbre Iberoamericana en Cádiz, el próximo mes de noviembre,
debe representar la recuperación del papel de España en una zona del mundo
vital para nuestros intereses, gracias a una labor decidida con apuestas claras
en instituciones clave, entre otras, la agencia EFE afectada por una crisis
aguda.
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