martes 28 de febrero de 2012, 08:05h
Más de un millar de inmigrantes subsaharianos
esperan, en aldeas marroquíes próximas a la frontera con Melilla, su
oportunidad para cruzar el Mediterráneo una vez que llegue la primavera y esté
la mar en calma. Son mujeres, bebés y adultos que llevarán a cabo su aventura
desesperada en lanchas de goma, en frágiles pateras, en embarcaciones sin
garantías de una mínima seguridad en la navegación.
Y, mientras tanto, según expertos en
inmigración ilegal de la Guardia Civil, las autoridades de Marruecos miran
hacia otro lado, permisivas hasta la complicidad, y considerando que este
problema, que tiene sus raíces en su país, les resulta ajeno, y que...allá España
con las consecuencias de esta llegada -si es que logran llegar- de
parias sin papeles que huyen de la hambruna.
Cuando en Rabat o en Madrid se celebran
cumbres bilaterales hispano-marroquíes en que se aborda el fenómeno de la
inmigración ilegal, los documentos se llenan de buenas palabras y de
compromisos de cooperación. Pero, a la hora de la verdad, al pasar de las musas
al teatro, o del hambre a la tragedia, las fuerzas de seguridad del reino alauí
ignoran como estatuas esta trata de seres humanos a manos de mafias
explotadoras; mafias y bandas que comercian, chantajean y sobornan a partir de
la desesperación de personas que siguen
soñando ingenuamente que en España y en Europa todo es de colores, y que
jugarse la vida es la única salida a la ratonera de hambre y de arena en la que
están atrapadas.
Y Europa, la gran Europa, la soberbia
Europa, la decadente Europa...despreciando las demandas de España y jugando sucio
en sus relaciones comerciales (agrícolas, pesqueras, de materias primas) con
Marruecos. Y España, en fin, en el centro del escenario, ante el silencio de
Bruselas y ante el egoísmo de Rabat. ¿Qué dice el gobierno de Rajoy de todo
esto? ¿Seguiremos tragando carros y carretas mientras que las aguas del sur de
España son un terrible cementerio marino? ¿Seguiremos soportando la maldición
de que, a la luz del día, quienes no puedan entrar por la puerta en España y en
Europa lo hagan por la ventana, mientras Mohamed VI se toma un té con
hierbabuena?