Este viernes se certificaba la crónica de una muerte anunciada. "
Triste crónica",
decíamos aquí en Diariocrítico para referirnos a la noticia del cierre
definitivo de la edición impresa del diario 'Público'. Dejemos claro que
muchas veces no coincidíamos ni compartíamos posturas. Discrepábamos
con una línea editorial muy marcada ideológicamente, algo que hacemos
igualmente con otras cabeceras, puesto que aunque creemos como nadie en
la libertad de prensa y de expresión, también somos firmes defensores de
la independencia a la hora de informar, sin seguir intereses políticos
de ningún color.
Pero nos da mucha pena, sinceramente. La prensa
en este país cae poco a poco, como piezas de un dominó. En los últimos
meses hemos visto el cierre de 'ADN', recortes continuos... etc. También
el año pasado cerró la cadena de noticias 'CNN+' y, en general, la
prensa en España es un enfermo crónico que parece no tener solución para
salir de la crisis.
Sorprende que se nos llame corporativistas e
interesados cuando hablamos de este tema, pero nadie se lleva las manos
cuando otros sectores profesionales han sido subvencionados y ayudados
de una manera u otra durante esta terrible crisis para poder sobrevivir.
Pero, claro, no nos engañemos tampoco, muchos se llevarían las manos a
la cabeza con tan sólo mencionar la posibilidad de hablar de ayudar al
sector de los medios de comunicación para poder sobrevivir.
Sin
embargo, nosotros tenemos otros argumentos a favor para esa ayuda,
temporal y condicionada. La prensa somos también garantes de derechos y
libertades constitucionales. Primero, porque desempeñamos una labor, un
servicio ciudadano recogido en la Constitución. Se trata de un deber
recogido en la Carta Magna, que consiste en que todo ciudadano
tenga el derecho a la información. Contribuimos a él. Y, segundo, somos
vehículo para que la libertad de expresión ciudadana tenga cabida. Sin
ciudadanos informados y sin micrófonos matamos un poco la democracia.
Esto es lo que sucede cuando mueren medios de comunicación.
Somos
conscientes de que muchos piensan que no hay peligro para la democracia
cuando los que caen son medios que estaban claramente manchados por una
ideología política. Pero no. Da igual el color, la intención. Todos
tienen una utilidad social incontestable, y estamos dejando que muera.
Si en España, justo después de la clase política, el colectivo de
banqueros y poco más, el colectivo de la prensa tiene la peor imagen
ciudadana, según los sondeos que el CIS suele presentar, asumimos
nuestra parte de responsabilidad. Pero mejorar, ser mejores periodistas,
mejores informadores, no está peleado con la necesidad de que este
sector sobreviva decentemente de la crisis. Hoy es '
Público'. Mañana puede ser otro. Ya sea de izquierdas, de derechas, de allá y o acullá, todos perdemos con estos cierres.
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Crónica triste de una muerte anunciada: cierra el diario 'Público', aunque se salva su edición digital