Una tormenta en la bañera
miércoles 15 de febrero de 2012, 08:02h
Sólo faltaba esto. Por si no teníamos
problemas superlativos de distinto tipo, ahora resulta que se generan
inesperadamente burbujas mediáticas desestabilizadoras. Durante 48 horas una
información especulativa de la agencia Reuters aseguró que la Comisión Europea
estaba convencida de que el Gobierno de Rajoy había engordado la cifra de
déficit, con el objetivo de que al final de este ejercicio anual la reducción
pareciera mayor. Y pese a los desmentidos del Gobierno, la mayoría de la
oposición, la útil y la que no lo es tanto, se compró interesadamente la
especulación.
Claro, tras la aclaración de la
Comisión Europea de que la especie es "categóricamente falsa" y que Bruselas
"no tienen duda alguna de las cifras españolas de déficit", nadie en la
oposición ha cerrado filas con el país, dejando así claro que el Gobierno de
España, elegido por una gran mayoría de ciudadanos, no está formado por cuatro
pelagatos, que mienten por vocación o por pequeñas ventajas políticas. Lástima
que al no defender la institucionalidad gubernamental, ésta "útil" oposición
esté laminando la credibilidad del país. No importa que todo este asunto sea en
realidad una tremenda tormenta en la bañera; lo importante es que ha servido de
prueba empírica para medir el grado de lealtad de la oposición.
Cuando estas cosas sucedían durante
el Gobierno de Zapatero -y vaya si sucedieron- todos rechazábamos la inmediatez
del PP para rentabilizar los mentirosos globos mediáticos. Por eso el principal
partido de la oposición aseguró la noche de las elecciones, cuando ya se
conocían los resultados, que de ningún modo iban a realizar una oposición tan
cicatera e insolidaria como la que había realizado el Partido Popular. Y muchos
acogimos estas declaraciones con esperanza. Lamentablemente, la dura realidad
nos despierta del sueño.
En este patio, tanto la derecha como
la izquierda parecen dispuestas a comprarse cualquier especulación que
favorezca sus intereses inmediatos, sin importarles demasiado si con ello sale
perdiendo la credibilidad del país. Algo que se ha puesto también de manifiesto
con las nuevas valoraciones de las Moody's y compañia, tirando a la baja la
deuda española. El Gobierno ha respondido rápidamente a este otro tipo de juego
mediático de las agencias de valoración, pero el silencio de la oposición ha
sido sepulcral. Puedo parecer reiterativo, pero la falta de sentido de Estado
que evidencian las fuerzas políticas españolas de cualquier signo es descomunal
y no hay prueba que surja por delante que no se precipiten a demostrarlo con
fruición.