viernes 27 de enero de 2012, 17:20h
Hay una ley no escrita que dice que lo que un nuevo ministro no pone en marcha antes de los primeros dos meses de su mandato, después ya no lo puede hacer. Está claro que Alberto Ruiz Gallardón, conoce dicha ley. Quizá porque llevaba muchos años soñando con llegar a ser ministro, su desembarco ha sido de los que no pierden tiempo recogiendo el aparejo; es evidente que quiere dejar algo más que un retrato colgado en algún pasillo del viejo caserón de la calle San Bernardo de Madrid.
Al anunciar que quiere cambiar la Ley del Aborto, restaurando el principio del consentimiento paterno en los casos de las menores de edad, parece que en tan importante cuestión deja que sea el sentido común y no la ideología quien tome la palabra. Otro tanto podría decirse de la anunciada reforma para que en los casos de delitos en los que participan menores el juicio se celebre al tiempo y no por separado como ocurre en la actualidad. Más discutible es, a la luz del mandato constitucional, el también anunciado proyecto para prolongar hasta convertir en cadena perpetua (con posibilidad de revisión) las condenas por delitos especialmente graves. Bien suena, en cambio, por más que haya sido duramente criticado desde la bancada socialista, el cambio en el procedimiento para designar a los miembros del CGPJ. No parece razonable, sin embargo, la idea de cobrar una tasa a quienes quieran ejercer el derecho a recurrir en segunda instancia frente a un fallo anterior tenido por injusto. En buena ley, y por decirlo con palabras más solemnes: en buena democracia, a la hora de reclamar justicia, la posición económica no debería otorgar ventaja a unos ciudadanos sobre otros.
Son muchas cuerdas las que ha tocado en su primera comparecencia en el Congreso y habrá que esperar a que los proyectos pasen del telar al debate parlamentario, pero en una primera valoración se advierte, como digo, que Ruiz Gallardón, tiene prisa. Prisa por dejar huella en el registro de la política con mayúsculas; la que le puede llevar a lo más alto... o la que le podría despeñar, si por un error de cálculo en el tiempo de las cosas o por exceso de ambición, generara nuevos recelos y desconfianza entre sus pares.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
2613 | Angel - 30/01/2012 @ 14:30:23 (GMT+1)
Seguro que es buena cosa el volver al sistema judicial del franquismo, de hecho gran parte de la judicatura sigue teniendo esa ideología así que se sentirán por fin recompensados por los buenos servicios prestados a los sres. del PP. Por otra parte compañero Cuquiña, su lógica es deprimente, ¿que no le guste algo a un socialista es determinante de su bondad? Por favor, un poquito más de seso, gracias.
2595 | Cuquiña - 29/01/2012 @ 17:58:15 (GMT+1)
Sorprendentemente acertado Gallardón con la batería de medidas que la Justicia necesita perentoriamente, y ahora no dirán que eso es legislar en caliente. Algunos esperamos desde hace un cuarto de siglo que se busque la independencia de la Justicia, y con la vuelta a la anterior forma de elección del CGPJ, que pervirtió Felipe González, acierta y merece un 10. Si no le gusta a los socialistas es la prueba del nueve de que está bien hecho.
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