Justicia: Una incógnita y una oportunidad
miércoles 21 de diciembre de 2011, 20:36h
El nombramiento de Alberto Ruiz Gallardón para el
Ministerio de Justicia no es una absoluta sorpresa -su nombre había sonado-
pero sí una incógnita. Curtido en mil batallas, hábil, buen negociador va a
necesitar emplearse a fondo para enfrentarse un Ministerio complejo con importantísimos
retos inmediatos: renovación del Tribunal Constitucional (con la recuperación
del recurso de amparo y el recurso previo de inconstitucionalidad), cambios en
la forma de elección del Consejo del Poder Judicial, la renovación con cambios
sustanciales de los organismos reguladores, la confirmación o cambio del
Defensor del Pueblo, la posible reforma constitucional... Pero sobre todo va a
tener el reto de hacer que la Justicia funcione, que sea ágil, transparente,
eficiente y moderna. Y para eso, además de un Pacto de estado con los demás
partidos políticos y con todos los operadores jurídicos, va a necesitar algo
que no hay: dinero, inversión importante en medios personales y tecnológicos.
La Nueva Oficina Judicial no funciona allí donde ha
llegado y la implantación del expediente electrónico en la Audiencia Nacional
está siendo un fracaso. Esa Justicia moderna que se merecen los ciudadanos
necesita atención prioritaria. Ya veremos si está entre los objetivos de este
nuevo Gobierno o, por el contrario, se busca reducir la litigiosidad reduciendo
derechos.
Además, Rajoy ha prometido la Ley de Transparencia,
Buen Gobierno y Acceso a la Información Pública y tiene que acometer reformas
que quedaron en el cajón de su antecesor como la Ley de Enjuiciamiento Criminal
-y decidir si instruyen los jueces o los fiscales- la Ley de Mediación y
Arbitraje, la reforma de la Ley de Planta o la Ley de Servicios Profesionales.
Y luego están todas las reformas pendientes que le afectan directa o
indirectamente, desde la laboral, la negociación colectiva. Y, por si fuera
poco, buena parte del Derecho nacional es, de verdad, Derecho Europeo, viene de
Bruselas, nos toca trasponer directivas y aplicarlas. Tarea tiene para dar y
tomar. No es lo mismo presidir un Ayuntamiento o una comunidad autónoma que el
Ministerio de Justicia. Ese sillón puede ser su tumba política o una gran
oportunidad para crecer políticamente. Démosle un voto de confianza sobre todo
porque trae frescura y garantiza novedades y la deteriorada Justicia española
lo necesita como el comer.