La obscenidad de los miniempleos
jueves 15 de diciembre de 2011, 13:31h
"Plantearía una situación aún
más deteriorada del mercado laboral que condenaría a los jóvenes y
a los menos jóvenes a la miseria permanente"
No
se sabe si es una propuesta del Banco Central Europeo, una idea de la
CEOE, una propuesta informal o un asunto para debatir, pero suena
mal, muy mal. Me refiero a eso de los miniempleos -niéguense a
llamarlos minijobs,
que es una cursilada- con sueldos de 400 euros o menos para reactivar
la economía. Lo ha soltado públicamente el presidente de la
patronal, Joan
Rosell,
y al parecer la CEOE maneja un documento sobre el particular.
Aunque
Rosell dice que "los parados lo quieren", tiene toda la razón
Ignacio
Fernández Toxo,
el secretario de Comisiones Obreras, cuando afirma que "si uno
pregunta a quien le van cortar dos brazos si prefiere que sólo le
corten uno, probablemente diga que sí". La trampa está en la
pregunta, no en la respuesta. Pero lo importante es que después de
años negociando una reforma laboral, y de que Rajoy
haya dado un ultimátum a empresarios y sindicatos para que le
presenten acuerdos razonables, la ocurrencia sea esta. Eso y lo de
que sobran funcionarios, 900.000 creo que es la cifra que se maneja,
sin denunciar de verdad el problema.
Lo
de los miniempleos es obsceno, porque plantearía una situación aún
más deteriorada del mercado laboral que condenaría a los jóvenes y
a los menos jóvenes a la miseria permanente. Sobre todo cuando la
última reforma ha precarizado aún más el mercado haciendo casi
eterna la temporalidad de los contratos en prácticas. ¿Cómo se
puede vivir con salarios de 400 euros? Que se pongan ese sueldo
durante un mes los que lo plantean y nos cuenten su experiencia.
Después de haber conseguido unos derechos sociales básicos -que
tal vez haya que reducir para garantizar que llegan para los más
desfavorecidos- en lugar de proponer alternativas reales, nos tiran a
la cara los miniempleos.
No
hablo, para no caer en la demagogia, de los salarios también
obscenos de millones de euros que cobran algunos directivos, pero sí
de que crece de forma escandalosa en España la diferencia entre los
más ricos y los más pobres. Hablo de que no se da formación de
verdad a los parados para que puedan encontrar otro empleo. De que no
se lucha ni contra el fraude fiscal ni contra el fraude en el cobro
de los subsidios ni contra la economía sumergida. De que nadie ha
presentado un informe serio y objetivo sobre la duplicidad de
instituciones y de funcionarios en las distintas administraciones. De
que no hay incentivos para que surjan emprendedores y de que los
autónomos están perseguidos y parecen condenados a la extinción.
Estoy
en contra de una política de subvenciones para todo y a favor de
medidas para incentivar de verdad la creación de empleo con medidas
valientes, pero es indignante que nos hagan perder el tiempo con
estas propuestas en lugar de afrontar de verdad reformas inteligentes
y compromisos para crear empleo. Empleo éticamente sostenible. Al
final el tercer mundo va a estar aquí. Sin derechos y sin futuro.