Albacity repone 'Los celuloides de Jardiel'
El gran Jardiel vuelve a la escena con teatro... pero también con cine y música
lunes 12 de diciembre de 2011, 21:44h
La más 'jardielana' hora y media de espectáculo. Eso es lo que nos trae la reposición de la compañía Albacity de uno de sus más originales montajes: 'Los celuloides de Jardiel'. Se representa estos lunes y martes en la vanguardista y polifacética sala madrileña de 'Garaje Lumiere'.
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Uno de los trabajos más olvidados del genial Enrique Jardiel Poncela, que ya fue recuperado hace un año por una de las productoras más heterogéneas y originales, 'Albacity Corporation', vuelve a los escenarios para fortuna de los espectadores que se acerquen a verla. De momento, este lunes y este martes en Madrid.
Se trata de un montaje cinematorgráfico, teatral y musical, ideado y producido por Albacity Corporation y la Asociación de Amigos de la Filmoteca de Albacete, con el excelente actor Antonio Campos como narrador, música de Carlos Blanco, dramaturgia y dirección de Lluis Elías. La idea, del director de la Filmoteca de Castilla-La Mancha, sita en Albacete, Jesús Antonio López, se basa en textos de Jardiel con pequeños añadidos de Alicia Mariño y Luis Alberto de Cuenca.
El inimitable Pepe Isbert
Recuperar la memoria del Jardiel más cinematográfico y desconocido ha sido el único y gran propósito, recuperar del olvido la esencia del mejor Jardiel, y del casi inimitable Pepe Isbert, -tan vinculado a Tarazona de la Mancha (Albacete), donde está enterrado junto a su esposa Elvira y su hija la también extraordinaria actriz María- a través de esos metros de celuloides rancios perdidos hasta ahora en el tiempo. Dotarlos una vez más de vida propia y hacerlos creer, volar y emocionar de nuevo y hacerlos cabriolear con una banda sonora inédita, pura, extraída desde las mismas entrañas de la Tierra.
En definitiva, legarles esa voz que la amnesia un mal día les arrebató y que les sumió en un silencio que ahora rompemos para siempre. Rescatar el mágico negativo que viene ahora más cargado de resplandor y tono que nunca. Saltar desde los primeros años del XIX y, tras pasar por las difíciles décadas sepia de los 30 y 40, llegar a este gran momento para recapitular sin descuido, felices de ello.