Los españoles han otorgado su confianza a
Mariano
Rajoy con una mayoría absoluta que representa una responsabilidad absoluta. El
presidente electo ha asumido su papel de Estado con un mensaje mesurado, claro
y directo al pueblo español y a los mercados al asegurar que va a gobernar para
todos y reclamar el apoyo y la aportación de todos para poder sacar a España de
la crisis, del abismo financiero europeo, crear empleo y recuperar la confianza
en España como un gran país. Rajoy huyó de triunfalismos, incluso del baño de
multitudes que le aclamaban en la calle Génova de Madrid, sede del PP, para
lanzar un mensaje comprometido y creíble a tono con la gravedad de la
situación. Nunca antes en la reciente historia de España un partido había
acumulado tanto poder: el central, el
autonómico y el municipal como ostenta en estos momentos en Partido Popular.
Mariano Rajoy ha cumplido las expectativas de no esperar ni un minuto para
comenzar a demostrar su decisión clara de adoptar cuanto antes las medidas
imprescindibles que su ingente tarea de gobierno le demanda para afrontar la
crisis y adelantó a este lunes la reunión del Comité Ejecutivo Nacional donde
va a anticipar las medidas que ya ha ido preparando y que tiene una primera
piedra de toque fundamental que es el control del gasto de las Comunidades
Autónomas. Además, las perspectivas electorales en Andalucía son claras a favor
de un partido popular que también ha incrementado sus votos en una comunidad
difícil para sus intereses como es Cataluña donde, por cierto, se ha registrado
un notable descenso para el partido socialista poniendo en cuestión el futuro
político de
Carma Chacón. Lo que sí está en el alero, es la figura del
derrotado
Alfredo Pérez Rubalcaba que ha pedido la celebración de un congreso
ordinario del partido socialista para dilucidar su liderazgo para el futuro.
Rubalcaba realizó un discurso dando a entender su intención de continuar como
líder del partido, ofreciendo una oposición responsable comprometida con los
intereses de España. Otra cuestión será si los responsables socialistas
renuevan su confianza en Pérez Rubalcaba como líder de un partido que ha
sufrido una debacle electoral que sólo se compara con la sufrida por UCD en
1982.
Los votos de los ciudadanos han puesto a cada uno
en su sitio y a partir de ahora cada uno tendrá que asumir su responsabilidad
política para satisfacer las demandas ciudadanas. Con especial atención podemos
analizar los resultados en el País Vasco donde el PNV salva los muebles por los votos pero por los escaños porque
Amaiur, la marca batasuna de ETA, ha conseguido 7 escaños que le colocan como
hace unos años en el Congreso de Madrid, y con una capacidad política que le
puede conferir un peso preocupante cuando se trata de finiquitar a la banda
terrorista con su disolución y desmantelamiento sin contrapartidas políticas.
Está claro que hay un importante sector del pueblo vasco que vota Batasuna a
costa de los socialistas principalmente, y que es imprescindible una reflexión
para contrarrestar el empuje electoral de los más radicales. Entre las
expectativas confirmadas, destaca el incremento de Izquierda Unida como
formación coherente con sus postulados frente a un gobierno socialista que ha
cambiado sus más elementales planteamientos sociales y de UPyD de
Rosa Díez que
consigue los escaños suficientes para formar grupo parlamentario. Poco a poco
se va construyendo en España un partido de centro que pueda ir alcanzando esas
cotas de poder que puede llegar a representar una bisagra que pueda decidir
gobiernos en el futuro como ha sido el caso histórico de los liberales en
Alemania y el más reciente en el Reino Unido.
Destacar la nueva lección de civismo y compromiso
democrático de la sociedad española que acudió a las urnas a pesar del mal
tiempo y del desencante creciente con su clase política pero consciente de lo
trascendental de la cita para su futuro.
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