Cataluña ha dejado de ser
la excepción y por vez primera ha negado la victoria electoral a los
socialistas en unas elecciones generales. Convergència i Unió ha roto la
hegemonía socialista en Cataluña y para los pies al tsunami popular. Con 16
diputados -6 más que hace tres años- obtiene su segundo mejor resultado,
después de los 18 que alcanzó en 1986, el año de la operación reformista.
Entonces de nada sirvieron frente a la mayoría absoluta socialista. Esta vez se
puede repetir el esquema con una victoria no suficiente.
Las elecciones generales
aportan diversas claves en Cataluña. Por un lado, Convergència i Unió,
vencedora por vez primera en este tipo de comicios, ve enturbiado este éxito
por la rotundidad de la mayoría absoluta del PP, lo que reducirá su capacidad
de influencia. En definitiva, 16 diputados que no tienen por qué determinar el
rumbo de la política española. Aunque, en clave interna, esta victoria refuerza
su moral y avala la política seguida por el gobierno de
Artur Mas. Los recortes
en la sanidad y en las políticas sociales, aireados sin tregua por la
oposición, no parecen haberle pasado factura. Como ha dicho Artur Mas, CiU ha
conseguido el triplete, el hat-trick
como los que obtiene Messi en la portería contraria. Después de las autonómicas
de hace un año y de las municipales, CiU está imparable, por encima de lo que
fue el largo reinado de
Jordi Pujol.
En clave española,
Chacón
no podrá ir este lunes a Ferraz con la pretensión de regenerar un PSOE
sumergido bajo el océano popular. Ha sido aquí donde más ha caído el sufragio
socialista, hasta un 18 por ciento, de modo que en la sede socialista de la
calle Nicaragua deberán reformular el reparto de papeles entre sus barones ya
que en diciembre se celebrará el congreso que debe sustituir al equipo de
Montilla y la ministra de Defensa en funciones queda desubicada para cualquier
candidatura, sea al PSC o al PSOE. Veremos.
El Partido Popular, que
en 2008 quedó a 17 escaños del PSC, ha recortado la diferencia hasta sólo 3
después de ganar tres diputados, uno de ellos en Girona, tradicionalmente
esquiva, y con una buena renta en Barcelona ciudad y en el cinturón industrial
no nacionalista. Por tanto ha cumplido sobradamente las expectativas que se le
pedían. Aunque curiosamente incluso en la hipótesis de que no hubiera obtenido
ni un solo diputado, el PP habría alcanzado igualmente la mayoría absoluta.
La Esquerra renovada, con
tres escaños, repite el resultado de 2008, e Iniciativa triplica su
representación con lo que recoge parte del lastre socialista.
Habrá que observar ahora
qué política seguirán unos y otros. CiU y el gobierno catalán han centrado su
campaña en el pacto fiscal y en la reclamación de una financiación más justa
que reduzca la sangría financiera en aras de la solidaridad. Sacar adelante
esta iniciativa exige el máximo de consenso en Cataluña, cosa que no es
previsible entre los socialistas y los populares, que por razones distintas
intentarán ahogar las aspiraciones nacionalistas. Tampoco presumo ningún
interés en el futuro gobierno del PP por atender esta reivindicación. De modo que habrá que ver cuál es el plan B que los
dirigentes de la coalición han citado en ocasiones aunque sin concretar.
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