Los buenos bancos malos... y los desguaces de Montoro
martes 15 de noviembre de 2011, 22:58h
Ahora
el catedrático de hacienda pública Cristóbal Montoro se descuelga en la
Asociación de promotores inmobiliarios de Barcelona (APCE) con la idea de crear
un Banco Malo en el que el "Estado y los privados compartan los riesgos y
que sirva para movilizar todos los excedentes de vivienda de la banca".
Dicho
así hasta suena bien y dado que al presidente de APCE Sr. Joaquim Reyna
le ha parecido de perlas, mucho me temo que estamos ante una más de las múltiples
ocurrencias hispánicas en las que llamamos de una manera a lo que es otra.
El
término bad bank se lo debemos al brillante analista David Roche que lo
define claramente como un pseudo-banco al que se trasladan los activos tóxicos
de un banco ordinario determinado. ¿Y ya está? No, claro.
La
idea
es que la toxicidad de una entidad financiera no recaiga sobre sus
clientes con depósitos, sino sobre los accionistas y dueños del banco.
No basta, pues,
con hacer lo que sugiere Montoro, esto es, traspasar los activos
inmobiliarios
a una cosa a la que se le llama banco malo. Eso, de nuevo, es hacer
trampas al
solitario porque, simplemente, se estaría creando un "parking" para
activos
tóxicos cuya toxicidad no se quiere reconocer. En cierta manera sería
como si a
un desguace de coches lo llamáramos "Mal concesionario" y nos creyéramos
que lo que contiene son, efectivamente, coches... vendibles a precio
nuevo.
La
figura
del "Buen Banco Malo" busca limpiar los balances de los bancos que
están
"cargados" con activos tóxicos sobrevalorados y permitirles volver al
negocio
crediticio que les es propio sin que lo paguemos ni sus clientes ni los
contribuyentes. Para ello, se traspasan los activos infectados al
banco malo A PRECIOS DE MERCADO y no al precio contabilizado y se define
legalmente un plazo lógico de amortización de la depreciación o pérdida,
unos 5
años máximo dada la velocidad de los mercados financieros. De esta
manera, la
pérdida contable la asumen los accionistas del banco y no sus
depositantes y
clientes y el banco puede, ya limpio de polvo, paja y mala imagen,
volver a su
negocio crediticio.
Lo
que propone Montoro es traspasar los activos a precio contable, lo que resulta
un engaño pues el mercado ya ha dicho desde hace 30 meses que ése no es el
valor real (recordemos, solo el necio confunde valor con precio) y, de hacerse
semejante patochada, los activos tóxicos seguirán chupando recursos del sistema
y no habremos ganado nada, al contrario.
¿Y
qué pasa si los accionistas de los bancos, una vez limpiados, no pueden asumir
la depreciación por más que la amorticen en cinco años? Pues lo que pasa en
cualquier otra empresa: o se liquidan, o se recapitalizan o se nacionalizan así
sea temporalmente.
NGB,
el engendro financiero nacido de la fusión de Caixa Galiza y Caixanova, acaba
de marcarse un banco malo al que ha bautizado UGAS, Unidad de Gestión de
Activos Singulares, que ya es jeta, a la espera de lo que pase el domingo en
las urnas, según declaración de su presidente.
Desconocemos el
monto de los tóxicos "singulares", pero podemos hablar de entre los 11.500
millones que reconoce NGB hasta los 18.000 largos que les atribuyen algunas
fuentes y cuya valoración real está en torno a los 4.200 millones. O sea, una
toxicidad de entre 11.300 y 17.000 millones que NGB debería amortizar en 5 años.
En román paladino, entre 2.260 y 3.400 millones que cada año durante cinco años
deberían absorber sus accionistas. ¿Alguien quiere apostar conmigo a que los accionistas
siguen cobrando sus dividendos sin absorción alguna? Quedémonos con las
palabras de David Roche en el WSJ hace dos años:
"Desesperados
por preservar el valor de unos activos inflados por esta enorme burbuja de
liquidez, los políticos han rechazado la solución dolorosa. Las inyecciones de
liquidez, los planes de rescate, la garantía de los depósitos y los paquetes de
estímulo fiscal intentan sostener los precios de los activos, cuando lo que
hace falta es que caigan hasta su valor real para que puedan ser limpiados. Los
políticos sólo han prolongado la crisis."