Grecia, en la encrucijada
jueves 03 de noviembre de 2011, 08:00h
Grecia, carromato renqueante en el rabo de
Europa, está jugando con fuego, y ese incendio puede llevar sus llamas al resto
de Europa, especialmente a Irlanda, Italia, Portugal y España. Nadie entiende
que cuando sus vecinos le anuncian que van a perdonar la mitad de su deuda, el
gobierno de Papandreu anuncie un referéndum para aceptar o rechazar esa generosidad,
y aún cuando el país está en la ruina y ha ofrecido a Bruselas, en varias
ocasiones, unas cifras alejadas de la realidad. Incluso los analistas más
prestigiosos están convencidos de que, sin haber mentido, no hubiese cumplido
las condiciones básicas para integrarse en la Unión Europea.
Grecia, que es la patria del pensamiento y
de la democracia, es hoy un hidalgo de mármol arruinado y solo..., obstinado en
no aceptar la realidad. Y los dirigentes europeos, encabezados por Angela
Merkel y Nicolas Sarkozy, no entienden la ingratitud griega, que parece
preferir que se hunda Europa antes de asumir su difícil situación. Asumirla y
rectificar; asumirla y agradecer la mano que se le tiende; asumirla y apretarse
el cinturón como están haciendo, a la desesperada, países como España.
Uno dice Grecia, y pronuncia sus nombres
sagrados (Sócrates, Homero, Acrópolis, Peloponeso, las Musas y las Gracias,
Filipo y Alejandro Magno...) y siente que la patria de Europa reside en este
viejo país cuyo territorio está compuesto, en una cuarta parte, por islas, y
donde los dioses bebían los vinos de Samos y de Creta, y donde los filósofos se
preguntaban por el sentido de la vida a la sombra de los olivos y junto a los
campos dorados de trigo.
Pero hoy Grecia nos puede llevar a todos
los europeos al fondo del pozo. Francia y Alemania exigen a los gobernantes
helenos "claridad y transparencia" si quieren seguir recibiendo ayuda de sus
socios del euro. Durao Barroso
prevé "consecuencias dolorosas" si los
griegos rechazan el acuerdo. El efecto de contagio y arrastre de la terquedad
griega nos puede llevar a la ruina. ¿Dónde están los pensadores que, siglos
antes de Cristo, nos enseñaron a distinguir entre la verdad y las necedades?.
¿Por qué Grecia está dinamitando su imagen de sensatez y de pragmatismo, y está
mordiendo la mano que le da el pan?
Grecia se aferra a su soberanía nacional al tiempo que ignora que Europa
es una cesta de cerezas o una sucesión de fichas de dominó donde nadie se salva
si no se salvan todos.