Urkullu ha pedido a Zapatero el reconocimiento de "todas las víctimas", las del terrorismo y las de "intencionalidad política", como forma de avanzar en el proceso que se abre ahora Euskadi. Le ha pedido también la derogación de la ley de partidos, la revisión de la política penal ('doctrina Parot') y la asunción de medidas penitenciarias inmediatas para los presos de ETA que estén en situación de enfermedad. En conclusión, ha pedido un gran acuerdo abierto a todas las "sensibilidades políticas": "Es el momento de la altura de miras: ni nosotros ni nuestros padres hemos conocido una Euskadi sin violencia".
Así lo ha explicado el presidente del EBB del PNV,
Iñigo Urkullu, tras mantener un encuentro de hora y media con el presidente
Rodríguez Zapatero en el Palacio de La Moncloa. Un encuentro que el líder
peneuvista ha calificado de "relación muy sincera" y "positiva
para España y para Euskadi".
Urkullu se entrevistó con Zapatero dos días
después de hacer lo propio con el
lehendakari vasco,
Patxi López.
En el fondo, los temas tratados han sido los mismos:
qué pasos dar y cómo en el nuevo escenario que se presenta tras el cese
definitivo de la violencia decretado por ETA. Un cese definitivo que -según
recalca Urkullu- la banda terrorista ETA ha declarado de forma "unilateral
y sin contrapartida". Al menos, en ese punto parece que todos están de
acuerdo: "Ni tiene ni van a tener contrapartidas de tipo político, lo
saben [los terroristas]". Pero, dado que se abre un escenario nuevo,
Urkullu ha planteado a Zapatero que se tenga en cuenta el punto 10 del acuerdo
de Ajuria Enea para propiciar un escenario de paz y de futuro.
En concreto, el líder peneuvista ha pedido en
Moncloa lo que el lunes ya propuso en Ajuria Enea: supresión de la Ley de
partidos, revisión de la política penal adoptada de forma extraordinaria ('doctrina
Parot' y similares) y medidas penitenciarias que deberían comenzar por un
tratamiento más adecuado a los presos de ETA que estén enfermos.
Urkullu le ha reconocido a Zapatero que, sobre la
última cuestión, no hay que "a la carrera"; es decir, antes del 20 de
noviembre, sino que corresponde a éste y el siguiente gobierno y a los partidos
políticos diseñar una nueva política penitenciaria, lo que Urkullu denomina
"políticas penitenciarias flexibles", siempre función de los pasos
que los propios presos den: "Yo espero con el tiempo arrepentimiento, que
pidan perdón", pero reconociendo que también ha habido presos
"cautivos de la propia política penitenciaria de ETA".
Urkullu dijo, por tanto, que hasta el 20 de
noviembre, el Gobierno de Zapatero sí debería afrontar la "consideración
de los presos en situación de enfermedad". Luego se abordaría, según la
hoja de ruta llevada a Moncloa, la modificación o derogación de las
"medidas excepcionales" para "ir construyendo ese final
dialogado de la violencia".
La espinosa cuestión de los reconocimientosUrkullu se mostró consciente de que es necesario el "reconocimiento
a las víctimas", pero a "todas las víctimas" del terrorismo, un
punto sin duda espinoso. Debe ser, según él, la expresión de una "generosidad
social en respuesta a la generosidad de las víctimas", para lo que es
necesario profundizar en el consenso: "Proponemos una política de reconciliación",
dijo Urkullu, para añadir que "es imprescindible y urgente que la
izquierda abertzale se sume a este reconocimiento a las víctimas y asuman el
daño causado".
Dicho lo cual, para Urkullu "es el momento de
la altura de miras: ni nosotros ni nuestros padres hemos conocido una Euskadi
sin violencia". El objetivo es integrar en un gran acuerdo a todas las
sensibilidades políticas.
Excelentes y provechosas relacionesEn términos generales, Urkullu ha reconocido que
desde mayo de 2010 "he tenido una relación muy constante con el presidente
del gobierno español, Rodríguez Zapatero": "Hemos mantenido una
relación muy sincera", con discrepancias, pero orientada a la consecución
de acuerdos. "Nuestra relación en estos tres últimos años ha sido positiva
para España y para Euskadi".
En definitiva, que "el balance es,
objetivamente, positivo, y estamos satisfechos". Una relación basada en
tres pilares. Estabilidad económica: "España ha estado y está en riesgo de
ser intervenida"; estabilidad institucional: el Estatuto ha sido
incumplido durante largos años, no han culminado todo lo planteado, pero
"el acuerdo es posible". Y estabilidad política: "Hemos
conseguido hacer realidad el sueño de paz por paz", con "iniciativa,
discreción y lealtad".
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