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La bandera del estanco

La bandera del estanco

martes 09 de octubre de 2007, 21:38h

Hace años que un periodista acuño el termino, la bandera del estanco, cuando también se producían alguna que otra quema o bien los grupos extremistas de entonces – hay que remontarse a los años de la transición – querían apropiársela como suya. Fue una magnífica referencia entonces como, lamentablemente vuelve a serlo ahora. Se habla y se exagera de los grupos radicales que queman fotografías de los reyes y los príncipes y también “banderas”.

Ni que decir tiene que PP se ha aferrado a ello, una vez más para la confrontación y un pretendido rédito electoral que por ese camino es difícil que logre, que no está el españolito de a pié para que según que tontunas. Claro que esta guerra de símbolos la abrió con su falta de sentido un juez cuando ordenó el secuestro de la revista El Jueves por la traída y llevada caricatura de los príncipes en posición “infamante” según un fiscal que desde estas mismas páginas enviamos al sexólogo, porque de lo que es practicar el sexo se ve que anda despistado, el hombre.

Pero de aquellos polvos - y nunca mejor dicho - vinieron estos lodos y a cualquier estupidez de los radicales de uno y otro signo se le da una cancha que no merecen. En ocasiones hasta la mera información manifiesta el ridículo de los hechos simplemente leyéndola con atención. Quema de banderas y de fotos por radicales,,, pero luego uno se entera de que son treinta a veces y otras trescientos. Como mucho. Es decir: nada. Pero el PP quiere que caiga sobre ellos “todo el peso de la Ley”, porque se trata de símbolos del  Estado que ahora pretenden, además, tener en exclusiva a la vista de la campaña que ya han empezado.

Lo que arde no son símbolos del Estado, sino unos trapos con los colores del antiguo estanco ¿Se acuerdan? Aquellos que tenían antes unas franjas rojas y gualdas. Otra cosa sería – y no se trata de dar pistas – que se quemase la bandera de una unidad militar, de una comunidad, de una institución, pongamos por caso. Los estadounidenses, que tienen exacerbado el sentido del patriotismo, ya se sabe que no consideran un delito la quema de telas con los colores de su bandera – a veces los llevan en bragas y calzoncillos – lo haga quien lo haga.

Vamos a seguir asistiendo durante mucho tiempo, por lo menos hasta las elecciones de marzo, a una serie de despropósitos de todo tipo. La Corona de repente, le salen unos defensores que, primero echaron la infección y ahora quieren vender el pesticida para llevarse al monarca a su terreno. Pero, según parece, el monarca no pica, entre otras cosas porque no necesita de ese tipo de defensores.

Aquí la inmensa mayoría prefieren hoy a la monarquía de Don Juan Carlos que a la República que le gustaba a Aznar,  que demostró su talante en la segunda magistratura con la mayoría absoluta bajo el brazo. Por eso no hay que mesarse los cabellos porque cuatro gatos – en su derecho a hacerlo, en opinión de muchos – queman un trapo con los colores del estanco.

¿Y es Rajoy el que quiere consenso para darle letra al Himno Nacional? Sigo prefiriendo el “chunda, chunda”.

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