martes 18 de octubre de 2011, 11:47h
Después
de la farsa de esa Conferencia (que no lo fue) de paz (que tampoco), con unos
mediadores que no lo eran (porque sólo hablaron con unos, sólo defendieron intereses
de parte, y, además, se negaron a entrevistarse con las víctimas), y con un
apoyo insólito e inexplicable (con su presencia) del Partido Socialista que
gobierna tanto en el País Vasco como en España, a lo que hay que prestar
atención es a las víctimas, a las únicas víctimas: las cerca de mil que ya no
recuperarán su vida, las que han quedado heridas para siempre, sus familiares y
las decenas de miles de ciudadanos que han tenido que abandonar el País Vasco,
su tierra, sus raíces, por la amenaza de un grupo de asesinos. Incluso a toda la sociedad vasca, lastrada de
una forma terrible en su libertad y en su desarrollo social económico y
político por este cáncer que sólo puede ser extirpado con la rendición y la entrega
de las armas por parte de los terroristas. Y a toda la sociedad española que ha
pagado un altísimo precio para nada. ETA está derrotada por la unidad de los
demócratas y el compromiso de todas las fuerzas políticas democráticas en que
la ley venza a la impunidad.
Por
eso, las víctimas tienen que recuperar el protagonismo. Yo invito a los
mediadores, a los medios de comunicación, a los ciudadanos a que asistan a otra
Conferencia, esta sí de paz, que va a celebrarse también en San Sebastián, en Donostia
si algunos los prefieren, el 3 y el 4 de noviembre próximo con presencia de
muchos expertos, catedráticos, investigadores, jueces, magistrados, rectores de
Universidad, españoles y extranjeros, que conocen de verdad la realidad del País
Vasco y lo que sucede con las víctimas. "Hacia una Justicia victimal" es un
encuentro internacional en homenaje al profesor Antonio Beristáin uno de
los grandes criminólogos españoles, creador de ese derecho de las víctimas. Es
un pedazo de Congreso, pero, además, es un homenaje al catedrático, Premio
Derechos Humanos de la Abogacía, alma del Instituto Vasco de Criminología, que
fue Antonio Beristáin, y a las víctimas, a las que dedicó buena parte de su
vida. Él fue una de ellas y por eso las comprendía tan bien. Seguramente los
medios no dedicarán ni la décima parte de atención a este Congreso del que han
dedicado a la farsa de los mediadores. Pero éste es mucho más importante.
El
profesor Beristáin era "el hombre que amaba a las víctimas" y él decía que "allí donde domina el terrorismo
se anula la voz y la palabra". No podemos dejar que nada ni nadie anule la voz
y la palabra allí donde durante décadas la libertad no ha sido, sigue sin ser,
posible. ¿Habrá algún "mediador internacional" a sueldo o algún representante
del PSE en este Congreso de San Sebastián? Tengan por seguro que no. Allí habrá
gente de bien, comprometida con las víctimas, partidarios de la justicia
restaurativa y de la justicia victimal. Y es que las víctimas tienen que ser la
referencia del final de ETA. Se lo debemos y nos lo debemos.