Egipto y los cristianos coptos
lunes 17 de octubre de 2011, 09:51h
MODAS INFAMES
Aunque todavía
no está claro el origen de los enfrentamientos que han
causado la muerte de 25 y
heridos más de 300 cristianos coptos en Egipto en estos primeros días de octubre 2011 -según las informaciones que hemos podido seguir estos días a través de la agencia Efe-, a la
hora de juzgar los acontecimientos, la comunidad copta se divide
entre dos ópticas aparentemente
distintas, pero complementarias
en el fondo. Por un lado, aquellos que piensan que
se trata de un asunto político y que
la junta militar provisional quiere
controlar la situación actual y busca
alimentar las tensiones entre musulmanes y cristianos, a solo unas semanas de la celebración de elecciones tras el derrocamiento de Mubarak. Por
otro lado, y al mismo tiempo, otros miembros de la comunidad copta van más allá
de los episodios de
violencia inmediatos y piensan que la destrucción de varias iglesias llevada a cabo por musulmanes
ha sido alentada por las autoridades egipcias
ya que "nunca hicieron nada solo
porque somos cristianos. Nos consideran ciudadanos de segunda
categoría".
En
efecto, el penúltimo ataque contra la
comunidad copta (desgraciadamente, siempre hay
uno más reciente), que motivó
la protesta del domingo 9 de
octubre, fue la quema
de una iglesia en la provincia de Asuán, en el sur del país. Pero
ese ataque no ha sido, ni mucho menos, un hecho
aislado porque en Egipto
llueve sobre mojado. En estas mismas páginas de opinión de Diario Crítico
decíamos el pasado 7 de marzo
-en un artículo titulado Cristianofobia-
que si
esos ataques no son sistemáticos, lo parecen, y
que son
igualmente graves porque atentan
contra las vidas de personas cuyo
único delito consiste en proclamar
públicamente sus creencias sin querer por ello molestar a nadie,
especialmente a sus hermanos musulmanes.
En concreto, unos meses antes, en la última noche de 2010, un atentado dejó también 21 muertos y 79 heridos frente a
una iglesia copta de Alejandría, dos
meses después de las amenazas de Al Qaeda contra la comunidad cristiana egipcia.
Qubt
El nombre de copta,
aplicado a la iglesia cristiana más
numerosa de Egipto, deriva de
la palabra griega 'egipcio' (en árabe, qubt), un término
que se ha occidentalizado como copto. A pesar de que las
estadísticas oficiales tienden a dar cifras
inferiores, hoy la población copta cristiana la constituyen unos
ocho millones de miembros (aproximadamente
un 10 por ciento del total de la población
egipcia). Se trata, en definitiva, de una minoría, pero nada despreciable que, además, no intenta ocultar su identidad
ya que, habitualmente, lleva tatuada la
cruz copta en la muñeca.
Los
cristianos habitan Egipto, al menos 6 siglos
antes que sus hermanos musulmanes
ya que, fuera el apóstol Marcos quien introdujera
allí el cristianismo, como asegura la tradición oral, o los judíos que vivieron en Alejandría
durante el siglo I d.C., como apuntan los estudios más recientes, su
vinculación a Egipto es tan
antigua como el propio
cristianismo.
Reacción
Al
margen de las necesarias
reacciones políticas de la junta militar egipcia, Los
musulmanes de todas las latitudes,
y no solo los egipcios, están obligados a mostrar su solidaridad con los
coptos. Deben de hacerlo pública y privadamente para mostrar
a todos aquellos que albergan
alguna duda respecto a su voluntad
de reprobación de estos actos de crueldad y barbarie que su religión, bien entendida, desprecia y
rechaza tanto como la cristiana.
En un
momento de esperanzador diálogo y acercamiento
interreligioso que
hace ya más de 10 años impulsó Juan Pablo II con musulmanes, judíos, budistas
o hinduistas, no puede ni
debe abonarse la sospecha
de que acciones tan
brutales como la que está padeciendo la comunidad
cristiana copta de Egipto
quedan sin concitar
la más clara y contundente
de las condenas de todas y cada
una de las confesiones religiosas, en especial
la islámica.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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