lunes 17 de octubre de 2011, 08:20h
Que la banda terrorista ETA intente
encontrar apoyos internacionales para su locura no es algo nuevo. Siempre lo
hizo, siempre buscó esos apoyos, a veces los logró, y en otras ocasiones la
diplomacia española hubo de convencer a dirigentes mundiales de que los etarras
no eran, tal como se presentaban, "unos nacionalistas perseguidos", sino unos
chantajistas y unos asesinos.
Hoy ETA vuelve a la carga, en San
Sebastián, donde hoy se inicia lo que han dado en llamar "Conferencia Internacional
para promover la resolución del conflicto en el País Vasco", y en la que
estarán presentes, invitados por los abertzales, algunos de los personajes o
personajillos extranjeros que cobran por
meter el hocico asuntos ajenos y que se llaman a sí mismos "mediadores
internacionales". Con ETA, la democracia española no necesita mediadores ni
intermediarios ni enlaces, sino que abandone las armas, voluntariamente o a la
fuerza. Y como ha declarado Rubén Múgica, hijo del dirigente socialista
Fernando Múgica, asesinado por la banda criminal, ETA no necesita "una
conferencia de paz sino un proceso de Nuremberg", aquellos juicios iniciados en
1945 y donde fueron juzgados los principales dirigentes del nazismo.
Por desgracia, no todos los socialistas tienen
las ideas tan claras como Rubén Múgica y su familia, sino que dan una de cal y
otra de arena..., hablan y se contradicen..., y al final el lendakari Patxi López
da la bienvenida a este foro "si sirve -dice- para trabajar a favor de la paz y
de la libertad", y no si se utiliza para la propaganda de la izquierda
separatista. Y hay quienes, como se hace desde el Foro Ermua, opinan que lo que
pretenden los socialistas es que ETA haga
cuanto antes alguna declaración (por falsa que sea) sobre su final, texto
que podría ser presentado como un "triunfo" por parte del candidato socialista
Pérez Rubalcaba.
Vamos a hablar de otro asunto que constituye
otro escándalo en la vida nacional. Nos referimos al empeño, a la tozudez con
que numerosas autonomías españolas, aún en tiempos de grave crisis económica,
mantienen sus 185 "embajadas" (entre comillas) u oficinas de representación en
todo el mundo, de modo paralelo al servicio diplomático del Estado. Las
comunidades autónomas no facilitan datos precisos sobre ese despilfarro, pero
se sabe que gastan decenas de millones de euros en unas oficinas que sirven
para muy poco, quizá para nada. Pero cada reyezuelo quiere tener sus
embajadores en Bruselas o en Nueva York, mientras no hay dinero para médicos o
para maestros. Tanto en las embajadas como en la conferencia de paz se
demuestra que, en España, los políticos utilizan un doble lenguaje y, en muchos
asuntos, y siendo benévolos, podemos decir que andan a uvas e insultan
al pueblo soberano.