Entrevista
a Mario Crespo, autor de 'Cuento kilómetros'
"La mayor insensatez de hoy en día es el sistema en sí mismo"
viernes 07 de octubre de 2011, 14:07h
Viajero
empedernido + lector obstinado + escritor en ciernes = "Cuento
kilómetros". Es la ecuación perfecta para la obra de Mario Crespo (Zamora,
1979), narrativa (editada por Eutelequia) que fusiona el libro de viajes con el
viaje interior de un joven que cada vez lo es menos.
-"Cuento
kilómetros"... ¿no es arriesgado, con los radares siempre al acecho?
-Me
gusta el riesgo. Y también la velocidad. No lo puedo evitar.
-Costa Brava, Castilla, Italia, Londres... ¿con qué paisaje se queda de los que
aparecen en el libro?
-Me
quedo con las infinitas llanuras de los Campos de Castilla, que es donde me he
criado. Es una tierra que te marca de por vida.
-"Aquella noche entendí que el poder de sugestión, la desesperanza que
produce la ceguera intelectual, es el mayor elemento de debilidad de los
humanos". ¿Cuál cree que es uno de los mayores actos de sugestión a los
que nos tratan de someter últimamente?
-A lo
largo de la historia las sociedades han estado controladas a través del miedo.
El miedo a lo desconocido siempre sugestiona al individuo. Durante muchos
siglos las religiones han canalizado este miedo y lo han utilizado como
elemento de manipulación. En el caso concreto de Occidente, primero fue el
catolicismo, ahora son los mercados.
-Y
hablando de debilidad, ¿qué hace débil a un joven escritor? ¿Y qué le hace
fuerte?
-La
duda te hace más débil. Pero creo que un escritor joven necesita dudar para
seguir evolucionando. Lo que te hace más fuerte es la experiencia, porque
aporta seguridad.
-"Cuando falta lo básico... ni igualdad, ni libertad, ni fraternidad, ni
clases sociales, solo existen las bajas pasiones, el instinto de supervivencia,
el amor a la vida que una insensatez nos podría haber quitado". ¿Ha
cometido muchas insensateces en su vida? ¿Y cuáles son las mayores insensateces
que a su juicio se están cometiendo ahora que también empieza a faltar lo básico
a tanta gente?
-Sí, he
cometido muchas, sobre todo en la adolescencia. Afortunadamente, cada día soy
un poco más sensato. La mayor insensatez de hoy en día es el sistema en sí
mismo, como ha quedado patente tras la crisis.
-"El
hombre es un producto como cualquier otro, con fecha de caducidad". ¿Somos
ahora más productos que nunca, más cosas que nunca?
-Me
gustaría apuntar que esa frase es de Beigbeder, como digo en el libro. Pero sí,
como dice Eloy Fernández Porta en su ensayo "€RO$", hoy en día se
comercializan hasta los afectos.
-Habla de Claudio y María, dos de los personajes principales del libro, como
"ciudadanos del mundo con mucha clase, de ésos que no viven por encima de
sus posibilidades". Durante años hemos creído que la clase era tener un
cochazo y un ático, además de ropa nueva cada semana. ¿Qué es la clase para
usted?
-No me
refiero a la clase social, sino a una faceta del carácter que concierne a la
educación, a la elegancia, al saber estar... Le pondré un ejemplo: Guardiola
tiene más clase que Mourinho, siendo ambos adinerados. Y que conste que se lo
dice un seguidor del Real Madrid.
-En la
novela aparece DeLillo, uno de sus autores predilectos. ¿En qué otros espejos
se mira?
-DeLillo
es un referente, sí, sobre todo a nivel técnico. En muy pocas palabras es capaz
de trasmitir sensaciones muy intensas. Pero, de una u otra manera, todo lo que
leo me influye y me enseña. Obviamente, con el tiempo uno va madurando como
lector. Hace diez años me fascinaba Bukowski, pero era incapaz de leer a
Bolaño. En cambio, a día de hoy, me fascina Bolaño, pero soy incapaz de leer a
Bukowski.
-Capítulos
cortos, frases no demasiado largas, prosa sencilla... ¿a las nuevas
generaciones de escritores les influye demasiado el estilo Internet?
-Puede
ser, sí. Pero en mi caso este estilo no procede de ninguna tendencia. Lo he
utilizado porque consideré que era el más adecuado para lograr el dinamismo y
la sensación de movimiento que pretendía transmitir. En mi próxima novela, en
cambio, utilizo frases más largas y hago un mayor uso de las oraciones
subordinadas, además de emplear un léxico más rico. Y lo hago porque el libro
así lo pide. Es como cuando un coche se revoluciona y el sonido del motor te
advierte que has de cambiar de marcha. Es algo que se siente.
-Se deduce del libro que es usted un viajero empedernido. ¿Cuál ha sido la
ciudad o el paisaje que más le ha impactado?
-La
ciudad que más me ha impactado ha sido Nueva York, sin duda. Pero eso no sale
en el libro, que transcurre en Europa. De las europeas mi favorita es París. A
nivel de paisaje me quedo con los fiordos noruegos. Es una experiencia muy
espiritual.
-¿Cuáles son sus próximos proyectos literarios?
-En
enero publico una nueva novela, "Biblioteca Nacional", también con
Eutelequia. Es una obra ambientada en la Biblioteca Nacional de España que
pretende parodiar las novelas de ciencia ficción. Hay autoficción y
metaliteratura. Como la definió un amigo mío, es un híbrido entre Luis García
Berlanga y J.J. Abrams. También estoy estructurando una nueva novela y colaboro
ocasionalmente en algunas webs literarias.