En Bélgica
Acusan de racista a "Tintín en el Congo" y lo llevan a los tribunales
viernes 30 de septiembre de 2011, 18:06h
El cómic "Tintín en el Congo" se enfrenta desde hoy a un
juicio por racismo ante un tribunal belga, un proceso impulsado por un ciudadano
congolés que reclama la prohibición de la obra o la introducción de un mensaje
de advertencia sobre su contenido.
El demandante, Bienvenu Mbutu Mondondo, considera que el cómic "hace apología de
la colonización" y constituye "un insulto para los negros", y por ello solicita
a la justicia belga que lo retire de la circulación y "lo prohíba en todo
espacio público", según dijo a Efe antes de comparecer ante el tribunal.
El
contenido de "Tintín en el Congo" ya ha sido objeto de
polémica en EEUU, Francia, Suecia y Reino Unido -donde por decisión judicial
incluye un mensaje explicativo sobre su contexto histórico-, pero ahora se trata
del país natal de su autor, Hergé (1907-1983), donde el célebre reportero es un
icono nacional. La acusación ha presentado hoy sus argumentos ante el
Tribunal Civil de Primera Instancia de Bruselas, que escuchará a la otra parte
(la sociedad gestora de los derechos de "Tintín", Moulinsart y su editorial, Casterman)
dentro de dos semanas. El juicio ha comenzado a menos de un mes del esperado
estreno mundial de la película "Las aventuras de Tintín: el
secreto del Unicornio", que será presentada en Bruselas por su director, Steven
Spielberg.
A partir de mediados de noviembre, los jueces decidirán si la
distribución del cómic en su formato actual es contraria a la legislación
belga. La primera edición de la obra data de 1931, cuando el Congo era una
colonia belga, y presenta a los congoleses como "idiotas, perezosos,
incivilizados e incapaces de hablar correctamente", según dijo el abogado de la
acusación, Ahmed L'Hedim, en su intervención ante el tribunal. "La historieta
incluye imágenes y diálogos basados en la ideología de la época, que propugnaba
la superioridad del hombre blanco sobre el negro para justificar el
colonialismo", afirmó el letrado.
El principal objetivo del demandante es
"que la obra no llegue a los niños sin la supervisión de un adulto", y para ello
solicita medidas como la inclusión de un mensaje de advertencia o de un
prefacio, o la restricción su distribución en las secciones infantiles de las
librerías. Aunque afirmó que "el problema es la visión del hombre negro que
da el cómic en su conjunto", el abogado citó varios pasajes, entre ellos uno en
que Tintín ordena a un grupo de congoleses que
levanten una locomotora que había descarrilado tras colisionar con el automóvil
del reportero.
Tintín y su perro, Milú, dan repetidas órdenes
a los nativos con frases como "¡Vamos, panda de perezosos, a trabajar!",
mientras un negro protesta por tener que ensuciarse y otro ensalza la
inteligencia del protagonista. En otra de las viñetas controvertidas, Tintín señala
la suma "2+2" en una pizarra ante una clase de congoleses y les pide que
resuelvan el sencillo problema, pero no obtiene respuesta alguna de los
alumnos. "No es Hergé el que está en el banco de los acusados", subrayó el
letrado, quien se mostró convencido de que el autor belga habría respaldado la
posición de los demandantes si viviera actualmente.
El dibujante, que
escribió la obra con sólo 23 años y sin haber pisado el Congo, admitió en una
entrevista en 1949 que se alimentó "de los prejuicios de la época" a la hora de
escribirla, y que de este territorio sólo conocía clichés como que los negros
"son iguales que niños grandes". El abogado de Casterman y Moulinsart, por su
parte, calificó de "inaceptable" la posibilidad de incluir un mensaje de
advertencia en el cómic, porque eso "es una forma de censura" y significaría
"culpar al autor de racismo".
Además, según esta perspectiva "debería
censurarse o prohibirse una parte importante de la literatura mundial", desde
las obras de Charles Dickens o Mark Twain por antisemitas hasta la literatura
española de la época colonial, según dijo a Efe el letrado, Alain
Berenboom. La serie de cómics "Las aventuras de Tintín" ha
sido traducida a unos 80 idiomas y vendido más de 230 millones de ejemplares en
todo el mundo.
Antonio Hermosín.