Los clientes tienen el poder

Sin embargo, los sucesos que está viviendo en la actualidad el Northern Rock son una muestra más de que, al final, el que manda es el cliente. Muchas veces se nos olvida, y parece que los únicos con capacidad de decisión son los accionistas, los comités directivos, los órganos reguladores... pero esta crisis ha servido como una nueva advertencia de que quien tiene la última palabra es el cliente.

Y el cliente llega a ser muy exigente y complicado. De nada han servido las llamadas a la tranquilidad del Banco de Inglaterra, que fue, en parte, el desencadenante de la crisis, ya que fue él quien otorgó a la entidad el préstamo de emergencia.

Pero los ciudadanos no quieren escuchar. Son muy exigentes y cuando la incertidumbre llega hasta ellos, es difícil hacerles cambiar de opinión. Las colas se siguen sucediendo en las sucursales de la entidad británica, donde ya se han retirado casi 3.000 millones de euros.

El mayor peligro de esta situación es la posibilidad de contagio. Que el temor se extienda a otras entidades del Reino Unido, o del resto de Europa. El consejero delegado del Northern Rock apuntó a nuestro país, pero el Banco de España se ha apresurado a desmentir que algún banco español haya pedido un préstamo similar.

Esperemos que los españoles escuchen más que los británico y no cunda el pánico.