El verano es para ellos uno de los momentos más felices del año. La llegada del calor significa para más de 1.000 menores extranjeros procedentes de Bielorrussia, Ucrania, Rusia, Georgia y, sobre todo, de los territorios saharauis, acercarse a España en un viaje en el que comparten diversión y juegos con numerosas familias madrileñas de todos los puntos de la región. La sonrisa, tanto de los padres como de estos "hijos" de acogida, es el mejor regalo de una experiencia única.
"Para nosotros es un hijo más". Esta frase era la más oída por parte de un centenar de padres de acogida que este miércoles fueron recibidos junto a 'sus' niños en la Real Casa de Postas por la consejera de Familia y Asuntos Sociales, Gádor Ongil, quien quiso dar la bienvenida 'oficial' de la Comunidad a estos chavales que vienen a Madrid durante los meses de julio y agosto. Ongil destacó que el programa de acogimiento familiar humanitario, 'Madrid Acoge', que promueve la Comunidad desde principios de los años 90 a través de distintas ONG y asociaciones, es una "experiencia positiva y enriquecedora" tanto para los padres como para los niños que ayuda a que más de 1.000 chavales "puedan disfrutar de una realidad diferente a la que viven en sus países", que atraviesan dificultades políticas, económicas o sociales.

En declaraciones a Madridiario, la consejera aseguró que no deja de admirar "la generosidad de estas familias de acogida" y destacó la importancia de esta iniciativa porque "para los chicos, supone tener una segunda familia o aprender un segundo idioma". Eso sí, reconoció que aún no se había apuntado al programa porque es algo que no se "había planteado hasta ahora".
Todos los padres que se encontraban en la Real Casa de Postas se mostraban encantados con recibir cada verano a los que consideran como sus 'otros hijos'. Para Lola, vecina de Carabanchel, la presencia de Andrei, uno niño bielorruso de 12 años que visita España desde hace seis, "es una experiencia muy positiva y por eso repetimos cada año". El chico está igual de encantado y está tan integrado en nuestro país que cuando se le pregunta solo responde al nombre de Andrés. "Para nosotros en nuestro hijo mayor", reconocía la mujer.

Lo mismo comentaban Ángel y Lucia, un matrimonio con dos hijos, que ha acogido este año a dos niñas rusas de 13 y 7 años. "Es muy gratificante", comentaba Ángel porque "una vez que llegan a casa son como nuestros hijos". Sobre la adaptación de las chicas, afirma que el primer año, en el caso de la mayor, "resultó más difícil porque para ellos es un cambio brusco en todo pero luego son como esponjas y aprenden rápidamente". Por su parte, María José, que tiene a su cargo a dos menores saharauis de 12 y 11 años, asegura sin dudas que "ellos nos enseñan más a nosotros".

Entre los presentes, se encontraban los padres de acogida más jóvenes del grupo, David y Rosa, ambos de 30 años, que hablan con cariño de Yusef, niño saharaui de 8 años y "un pieza", con el que están viviendo unos días "muy bonitos". "Si tenemos tiempo, repetimos el año que viene", apuntan. Mientras, José María, vecino de Nuevo Baztan, acoge con su mujer a dos hermanos ucranianos de 16 y 11 años, Sergi y Oleshi, que viven el verano en España desde hace dos años. "Les llevamos a la piscina, a la sierra o hacemos rutas por bici", asegura el padre mientras Sergi, con un castellano algo tímido, afirma que lo que más le gusta es "ir a Sigüenza".

Como Sergi, la mayoría de los chavales hicieron gala de una gran timidez a la hora de expresarse sobre sus estancia veraniega en España. La dificultad del idioma y la presencia de tantos medios de comunicación no creaban el ambiente más idóneo para que se mostraran tal como son y la mayoría se limitaba a responder con un simple "muy bien" cuando se les preguntaba cómo se lo pasaban con su familias de acogida. Eso sí, a falta de palabras, su sonrisa era el mejor reflejo de su felicidad. Algunos pocos, como el pequeño saharaui Mohamed, de 10 años, no paraba de correr o hablar con todo el que se cruzara por delante. "Es mi primer año en España y me lo paso muy bien cuando voy a la playa o al río", decía.
La mayor parte de los menores que han venido a Madrid, algunos de los cuales fueron saludados por la presidenta regional, Esperanza Aguirre, que pasaba por la zona para dirigirse a la Real Casa de Correos, proceden de territorios saharauis. Son, en total, 463 seguidos por los 254 niños bielorrusos y los 153 ucranianos. La mayoría llegó a Madrid el pasado 2 de julio y no volverán a sus países de origen hasta el 25 de agosto.