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Los beneficios medioambientales del cierre al tráfico de la Casa de Campo

El pulmón de Madrid se hace más verde

martes 24 de julio de 2007, 16:48h
El pulmón verde de Madrid, la Casa de Campo, es aún más verde. Hace poco más de tres semanas que los vehículos ya no pueden cruzar el parque, tan sólo está permitido acceder a los servicios que ofrece, como el Zoo, el embarcadero o los restaurantes. El resto de la Casa de Campo, sus entrañas, sólo puede ser transitada por paseantes, ciclistas y los animales que habitan en este espacio natural.
La medida del Ayuntamiento fue bien acogida tanto por Ecologistas en Acción como por parte de la Asociación de Vecinos de Casa de Campo-Batán, que llevaba solicitando esta medida más de 20 años. Hay que recordar que por la carretera de Los Rodajos cruzaban la Casa de Campo durante las horas punta 3.500 vehículos en dirección hacia la capital y otros 1.500 en dirección Boadilla y Pozuelo. Una cifra residual comparada con la circulación que se registraba hasta agosto de 2003 cuando se decidió limitar el tránsito de vehículos a determinadas horas al día.

La consecuencia medioambiental más destacable del cierre es la disminución de las emisiones contaminantes en el interior del parque, según el Área de Medio Ambiente. “Ahora respiramos aire puro y antes anhídrido carbónico. Así debe ser porque esto es un parque no una carretera”, argumenta Martín López, que suele ir a pescar a la Casa de Campo por las mañanas. López  recuerda que los vecinos de Pozuelo de Alarcón y de Boadilla pueden usar la carretera de Castilla y el paseo de Extremadura para llegar a Madrid.

La gran mayoría de los usuarios de la Casa de Campo están de acuerdo con el cierre al tráfico. Paseantes, ciclistas y jubilados a los que les gusta pasar la mañana en el parque coinciden en que la medida es positiva. “El cierre será bueno para el medio ambiente y hará que podamos utilizarlo los peatones, que es como tiene que ser”, asegura David Maíz, quien descansa un momento del paseo en bicicleta que está dando.

Su compañero, Juan Carlos Martín, asegura que hay que cuidar la Casa de Campo por ser el jardín más grande que tiene Madrid y se pregunta si el futuro de los ciclistas no será montar más que en recintos cerrados. Más contundente se muestra un jubilado que habla con sus compañeros mientras pescan: “Todo lo que sea quitar coches de en medio me parece estupendo”, asegura.

Manuel Dorado, portavoz de los vecinos de Casa de Campo y Batán, aplaude la medida porque “ahora el parque sufrirá menos presión por parte de los automóviles, que no sólo circulaban, sino que también buscaban la sombra de los árboles para aparcar”. Además, en cuanto a las molestias provocadas a los vecinos de Pozuelo de Alarcón y Boadilla, se pregunta: “¿por qué tiene que ser la Casa de Campo una carretera para ellos mientras que todo el mundo sufre retenciones en las carreteras nacionales?”.

Menos ruido

Rafael Bravo, que pasea con su hijo por la Casa de Campo, asegura que lo que más agradece del cierre al tráfico es que hay más tranquilidad. Éste es otro de los efectos positivos del cierre al tráfico, la disminución del ruido.

Sin embargo, también hay quienes consideran que el cierre al tráfico de la Casa de Campo ha perjudicado a los vecinos y que medioambientalmente no será significativo. “Es una pena que la Casa de Campo se estropee, aunque no creo que pasara nada por la circulación que había, ya que estaba restringida”, opina un veterano trabajador del estanque. Tampoco  Alberto García, sentado a la sombra de unos árboles, daba excesiva importancia a la circulación: “El cierre afecta a los pueblos de alrededor pero el tráfico no perjudicaba tanto al medio ambiente si tenemos en cuenta la cantidad de vehículos que hay en Madrid y que esto es un pulmón abierto”.  Otros, sin embargo, ponen por delante los intereses generales a los particulares. Un joven corredor aseguraba estar en contra del tráfico en la Casa de Campo, aunque, según señaló, es de Pozuelo y utilizaba el parque para ir a Madrid.

Tampoco el cierre ha satisfecho mucho a los concesionarios de quioscos situados junto al lago y a la carretera que el Ayuntamiento cerró hace algo más de quince días, pues muchos de sus clientes solían parar de camino o regreso a Boadilla  y Pozuelo. El encargado de uno de los bares, Andrés Sánchez, piensa que tienen menos clientes porque mucha gente cree que no se puede acceder hasta los merenderos en coche y que se ha señalizado mal el acceso. Lo mismo opina Marcelino González, el dueño de otro de los bares que rodean el lago, quien asegura que hay clientes que llaman preguntado si ya no se puede acceder en coche hasta el bar. “Todo lo que sea cortar al tráfico siempre es perjudicial para nosotros y al cortar la conexión con Pozuelo y Boadilla se nota que la gente de estos pueblos ya no viene”, asevera González.

Los beneficios del cierre al tráfico van más allá de la reducción de las emisiones y el ruido. También posibilita la recuperación medioambiental de superficies de aparcamiento y carreteras, como indica el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid. El plan director de la Casa de Campo prevé, entre otras medidas, repoblar el parque con flora y fauna mediterránea. Una intención que el portavoz de la asociación de vecinos considera una buena noticia: “Esta medida va a suponer que se regeneren zonas del parque, que esté mejor que ahora y que siga siendo la Casa de Campo y no un erial que es el camino que lleva”.

La disminución del efecto barrera que  supone eliminar la carretera mejorará asimismo las condiciones para la fauna de la Casa de Campo. Así, ardillas, topillos, liebres, lagartos, perdices, mochuelos, mirlos, currucas y, en definitiva, todos los habitantes de la Casa de Campo cuentan desde hace tres semanas con un entorno más respetuoso.
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