"Tengo confianza en él, pero también entiendo la dificultad", declaró Bush, en una rueda de prensa para defender su impopular estrategia en Irak, tras la publicación de un informe que la Casa Blanca envió al Congreso que presentó un panorama sombrío de la situación en ese país. Asimismo, Bush, advirtió este jueves que vetaría cualquier ley que apruebe el Congreso que pida lo que denominó una apresurada retirada de las tropas estadounidenses de Irak.
"No pienso que el Congreso tenga que dirigir la guerra", declaró Bush, que indicó que "tratar de dirigir una guerra mediante una resolución es una receta para el fracaso". El presidente estadounidense también anunció este jueves que enviará a Oriente Medio a principios de agosto a la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el secretario de Defensa, Robert Gates, para consultar a sus aliados sobre la situación en Irak.
"Se reunirán con nuestros aliados para volver a subrayar nuestro compromiso", añadió el mandatario, que trató de defender su impopular estrategia y en medio de crecientes críticas, incluso en el seno de su propio Partido Republicano. Bush también aseguró este jueves que Estados Unidos puede ganar la guerra en Irak en la misma rueda de prensa. "Creo que podemos ser exitosos en Irak y sé que debemos (ganar)", señaló Bush.
Por otro lado, el Congreso estadounidense logró cumplir hasta el momento con ocho de las 18 metas que se propuso en Irak, según un funcionario estadounidense este jueves. La estrategia del Congreso en Irak resultó insatisfactoria en ocho objetivos, mientras que los dos restantes tuvieron resultados mixtos, dijo un funcionario que pidió el anonimato.
Informe de la Casa Blanca sobre Irak
Por otro lado, la seguridad en Irak sigue siendo "compleja" y representa un "gran reto" para la estrategia de Estados Unidos, según un informe sobre la situación en Irak que el gobierno presentó al Congreso. En el informe se "reconoce que los niveles de violencia en el último año han socavado los esfuerzos para alcanzar la reconciliación política".
"Esto ha animado a los extremistas y ha desacreditado al gobierno iraquí y a la coalición", agrega el estudio. A su vez, indica que ha habido un "avance satisfactorio" respecto a ocho metas fijadas por Washington para que las cumpla el gobierno iraquí, aunque considera que es "insatisfactorio" en otras ocho.
En términos generales, el informe apunta que el Gobierno considera que hay "signos de esperanza" en la situación y que se necesita más tiempo para dar la oportunidad a que la política que actualmente lleva a cabo Washington, funcione.
Sin embargo, en relación al cumplimiento de otros dos objetivos impuestos al Gobierno del primer ministro, Nuri al Maliki, la consideración del informe es "mixta".
A la vez, indica que "por lo general" no se ha conseguido "la meta deseada" en asuntos importantes como la reducción de la violencia sectaria y no se ha llegado a aprobar una ley para repartir los beneficios que el país árabe obtiene del petróleo.
En materia de seguridad, el informe señala que "la situación continúa siendo compleja y un reto", y subraya que las fuerzas de la coalición y las iraquíes han sufrido "constantes incrementos" de ataques, en especial en las zonas de Bagdad, Diyala y Salah al Din.
A pesar del incremento de la violencia sectaria en la región, el estudio indica que se ha producido un descenso en la zona de Bagdad debido, en parte, a que las fuerzas iraquíes y de la coalición se han concentrado en la seguridad de la población.
El informe reconoce que los altos niveles de violencia registrados durante 2006 "han socavado los esfuerzos para lograr una reconciliación política", debido a las tensiones sectarias y la fuerza que han tomado los extremistas, lo que "ha desacreditado a las fuerzas de la coalición y el Ejecutivo iraquí".
Todas estas circunstancias han hecho muy difícil llegar a compromisos necesarios para fomentar la reconciliación, explica el estudio.