Excepto UPyD, los grupos que se oponen a la reforma abandonaron el Congreso a la hora de la votación
PSOE y PP se salen con la suya, y la izquierda real abandona el hemiciclo
> CiU y PNV no votaron y ERC, Na-Bai, IU y BNG se ausentaron
> En contra votaron dos diputados socialistas, Bar Cendón y Antonio Gutiérrez
viernes 02 de septiembre de 2011, 10:46h
Vencieron pero no convencieron: PP y PSOE han sacado adelante 'su' reforma de la Constitución con el rechazo y desplante del de los grupos políticos, algunos de los cuales abandonaron ostentosamente el hemiciclo antes de la votación. Llamazares llegó a impedir, incluso, que se votara una enmienda transaccional negociada a ultimísima hora con CiU para atraer a los nacionalistas de Durán. Al final, la Constitución han quedado reformada por 316 votos a favor y 5 en contra, entre ellos los socialistas Antonio Gutiérrez y José Manuel Bar, este segundo, por error- con el resto de los grupos ausentes o sin votar.
"Señor Llamazares, no va a poder salir", rugió un segundo antes de la votación final el presidente del Congreso, José Bono, que ya estaba preparado para el desplante que seis grupos parlamentarios le tenían preparado. Tras la defensa de las enmiendas al texto conjunto del PP y del PSOE había que proceder a la votación de las mismas. Ése fue el momento escogido por Bono para intentar desactivar el desplante de los minoritarios.
Hasta ese momento, la estrategia a seguir era que CiU se quedaría en el hemiciclo, pero no votaría -igual que hizo en la sesión del pasado martes-; Rosa Díez, de UPyD, y Ana Oramas, de CC, se quedarían, pero votarían en contra. El resto -es decir, ERC, ICV, IU, Na-Bai y BNG- abandonaría el Pleno cuando comenzara la votación. Pero Bono estaba avisado y perfiló una contra-estrategia para romper el efecto, y en parte lo consiguió.
Tras el debate de las enmiendas, Bono concedió 'cinco minutos', que se prolongaron a quince -alguien dijo: "Qué largos son los minutos en Albacete", de donde es natural-, para dar tiempo a PP y PSOE a que 'negociaran' con CiU una enmienda transaccional que establecía una cierta flexibilidad en el techo del gasto, permitiendo que las Comunidades Autónomas pudieran ampliar sus techos en casos excepcionales como catástrofes naturales. Pero esa transaccional de última hora sólo podía ser votada si ningún diputado se oponía, lo que obligaba a que al menos un portavoz de los 'contestatarios' permaneciera en el Pleno.
Así, antes de iniciar la votación, Bono advirtió que cuando los ujieres cerraran las puertas nadie podría entrar ni salir: "Se cerrarán las puertas, y no se dejará entrar ni salir", rugió Bono. Llamazares intentó oponerse a la transaccional en ese momento, para poder después abandonar el hemiciclo: "Quiero expresarme para vetar estas transaccionales, porque son una tomadura de pelo…", pero Bono le frenó en seco: "Señor Llamazares, no es el momento", y añadió: "Señores ujieres, cierren las puertas… bueno, dejen salir a quienes quieran salir".
... Y salieron en tromba... los que salieron
Era en ese momento o nunca, y la duda cruzó por los grupos 'escapistas'. Al final salieron sólo los diputados de Na-Bai, BNG, ERC e ICV, así como algunos senadores que estaban en los escaños. Tanto PNV como Llamazares permanecieron en sus escaños, pero no ejercieron el derecho al voto, como reflejan las diferencias en los asistentes en las votaciones de las diferentes enmiendas, que, en todo caso, fueron rechazadas por la mayoría del PP-PSOE-UPN (este último, 'socio' del PSOE en Navarra).
Llegó el momento de la enmienda transaccional que había leído minutos antes en la tribuna la diputada popular Celia Villalobos. Como es preceptivo, Bono pidió conocer si había unanimidad para su votación. Pero, como estaba previsto, Llamazares se levantó y se opuso. En ese punto, el portavoz de CiU, Durán i Lleida, afectado por esa negativa, tomó la palabra para preguntar a Llamazares si ERC -sus diputados estaban ausentes- se oponía también, pero Llamazares no estaba obligado a revelar esa información y Durán se quedó con las ganas.
La transaccional no pudo ser votada y los diputados de CiU, por tanto, que se quedaron compuestos y sin enmienda, permanecieron en el Pleno, pero no votaron. La misma oposición ejerció Llamazares sobre otras dos enmiendas transaccionales que quedaban pendientes: tampoco pudieron ser votadas.
En ese momento, Llamazares, que lucía en su solapa un cartelito pidiendo referéndum, intentó abandonar el Pleno, pero Bono le mantuvo 'retenido': "Señor Llamazares, no va a poder salir", volvió a rugir Bono… y Llamazares se quedó, pero no votó.
Al final se produciría el acto de protagonismo del presidente del Congreso: había elevado una consulta al presidente de la Real Academia de la Lengua sobre el uso incorrecto de una expresión en el texto que se iba a proceder a votar. El Pleno aceptó la corrección lingüística propuesta por Bono y se procedió a la votación del texto definitivo, el mismo que había sido presentado 'sólo' por PP y PSOE.
"Presentes, 321; votos a favor, 316; votos en contra, 5. Queda, por tanto, aprobada la modificación de la Constitución", leyó Bono. Pero no era cierto que hubiera 'sólo' 321 diputados en el hemiciclo: estaba Llamazares, y estaban también los 6 del PNV y los 10 de CiU. Ninguno de ellos votó. En total, faltaron 25 votos, tres de los cuales eran socialistas - Juan Antonio Barrio de Penagos, José Antonio Pérez Tapias y Manuel de la Rocha Rubí, los tres de la corriente interna Izquierda Socialista-, y dos populares -Pilar González Segura y Dolors Nadal-.
En contra votaron dos diputados socialistas, José Manuel Bar Cendón (éste, por error) y Antonio Gutiérrez Vegara (intencionadamente), los canarios Ana Oramas y Fernando Ríos y la portavoz de UPyD Rosa Díez. Figuran como ausentes, aunque estaban presentes, los diputados de todos los demás grupos, salvo UPN, que votó a favor.
Duras críticas
Las críticas de los grupos minoritarios y contrarios a ese gran cambio para limitar el déficit público: nacionalistas, IU y UPyD fueron muy duras, sobre todo en boca de Rosa Díez, de UPyD, que ha sido la más dura. Ha acusado 'al grupp PSOE-PP de suplantar y hacer de Tribunal Constitucional por no admitir enmiendas". Díez anunció que recurrirá ante el Constitucional, "al que ha suplantado en sus fuciones el grupo PSOE-PP, que hacen de este Tribunal", la tramitación de la reforma de la Carta Magna "perpetrada" por PSOE y PP y ha reiterado su apuesta por cambiar la Constitución, pero para "proteger la democracia" de los dos grandes partidos.
Después de lo que han perpetrado ustedes, el grupo PP-PSOE, hay que reformar la Constitución para proteger la democracia de ustedes", dijo Diez en la tribuna del Pleno del Congreso, mientras se debatía la proposición de ley de los dos partidos mayoritarios. IU-ICV ya había avanzado también su intención de recurrir ante el Constitucional la tramitación de la reforma promovida por PSOE y PP, que considera fraudulenta.
Mientras, a lo largo del debate, la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz Santamaría, anunciaba que el PSOE y su grupo parlamentario habían ofrecido a CiU unas enmiendas transaccionales que "preservando el principio" del acuerdo de reforma constitucional, "amplía el marco de colaboración" de las comunidades autónomas. Ésa era la famosa enmienda que Llamazares impidió que se votara.
El texto propuesto a los nacionalistas catalanes planteaba que los parlamentos autonómicos pudieran solicitar directamente al Congreso autorización para superar el límite de déficit en casos "excepcionales, como en catástrofes naturales". Hasta ahora, la reforma del artículo 135 de la Constitución reservaba esta opción sólo al Gobierno.
"Es un buen ofrecimiento que presta estabilidad presupuestaria y trata de implicara más a las comunidades", dijo la dirigente 'popular', que aún no había recibido la respuesta de CiU. Su portavoz, Josep Sánchez Llibre, no llegó a aclarar el sentido de su voto en su turno de intervención. Sánchez avisó de que la reforma constitucional impulsada por PSOE y PP va a dar lugar a una Constitución "muchísimo más débil" que la vigente porque va a contar con menos respaldado del que logró el texto aprobado en 1978. Por eso, ha hecho un llamamiento a PSOE y PP para que acepten enmiendas del resto de grupos parlamentario y eviten que la Constitución se acabe convirtiendo en su "finca particular".
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