El correcto referéndum de los socialistas
lunes 29 de agosto de 2011, 10:32h
Una vez que hemos examinado el debate económico que está detrás de la iniciativa europea de elevar a la Constitución el compromiso con el equilibrio presupuestario y que vimos que la sombra de Keynes no era tan alargada como algunos creían, podemos ahora pensar en si tiene sentido seguir solicitando un referéndum para respaldar la reforma constitucional. Y digo respaldar, porque todo indica que la posibilidad de anticipar un referéndum a la reforma es prácticamente inviable.
De todas formas, no está de más recapitular acerca de la conclusión propiamente económica. La tesis keynesiana de actuar sobre la demanda mediante el déficit fiscal fue buena a mediados del pasado siglo porque fue seguida de una onda larga de crecimiento sostenido. Pero en el período actual de oscilaciones consecutivas, es muy probable que el propio Keynes no se arriesgara a jugar de forma intermitente con el déficit. Es más que probable que se sumara a la política económica de la Administración Obama: hay que aprender a operar en los cortos períodos de bonanza pensando en el declive que seguramente vendrá detrás.
Desde esta perspectiva, quienes examinan la posibilidad de un referéndum deben pensar a fondo cuales serían sus consecuencias. Por un lado, continuar empujando su convocatoria significará un deterioro no sólo del PP sino también de la actual candidatura del PSOE. Pero si se lograra alcanzar ese propósito y el referéndum se celebrara, cualquiera que fuera el resultado no creo que llegara a ser muy constructivo. Si, desde la perspectiva de los contrarios a la reforma, el referéndum se pierde entonces se estará dando alas al próximo gobierno, previsiblemente del PP, para profundizar en la perspectiva constrictiva, atornillando en ese sentido la Ley Orgánica. Pero si se ganara y por alguna vía se lograra deshacer la reforma constitucional, España quedaría en el contexto europeo como un Estado ingobernable y probablemente fuera de la zona euro. Es decir, prácticamente una catástrofe.
Es cierto que la decisión tomó por sorpresa a tirios y troyanos, incluyendo la propia bancada socialista, pero no hay mal que por bien no venga: los socialistas podrían aprovechar la oportunidad para reflexionar a fondo sobre si es necesario o no avanzar hacia un acuerdo para lograr una política de Estado en orden a sacar a España de la crisis económica. Como he insistido, sin necesidad de plantear un gran acuerdo nacional en todo tipo de temas, sino delimitando el pacto respecto de la recuperación económica y el empleo.
En realidad, los socialistas deberían pensar en la pregunta correcta que habría que consultar a la gente. Porque es muy posible que si se consultara sólo sobre si es necesaria la reforma constitucional para asegurar el equilibrio presupuestario, se obtendría una victoria del SI no muy abultada (¿un 60 por 40, quizás?); pero si se consultara a la gente ¿está usted de acuerdo con un pacto de Estado entre todas las fuerzas para sacar a España de la crisis económica?, es muy posible que el SI alcanzara el 80% del electorado. Ese el referéndum correcto que los socialistas deberían imaginar en sus cabezas si quieren hacerle un gran favor al país (y sin perder un ápice de su ideario socialdemócrata, además). Pero después de años de no reflexionar mucho colectivamente, tal vez estén completamente desacostumbrados.